Rosado



Standard Electric Virtuose Radio
1954


Tuve un Selena negro, una caja oscura a lo largo de la infancia.  La casa estaba ocupada por  objetos que estorbaban: enorme TV blanco y negro con visual de 20 centímetros;  refrigerador con pesada puerta, a punto de caer en un descuido;   ventilador de latón desafinado en cualquier elegía al ruido; lavadora primitiva, la abastecía con cubos de agua en los tres únicos programas donde aún no secaba. Todos conquistados con trabajos voluntarios donde hacía el peón para un rey omnipresente que  otorgaba “escombros” como si fuese un don.

 Las necesidades pasan, en la adolescencia me acompañó una máquina de escribir,  orgullosa de nombrarse Remington en doradas letras; en los ochenta fue un PC invasor que humilló al lápiz y expulsó tijeras de la mesa. Cuando aprendí a esconder la maraña de cables, el armatoste se   afinó en pantalla plana,   evolucionó en  tableta, se minimizó en  teléfono inteligente y ahora espera convertirse en reloj conectado a la web. 

Las necesidades se transforman, los objetos han cambiado y he tenido la suerte de haberlos visto nacer,  crecer y desaparecer. Fue mi época.

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