Mujer aburrida en cine de barrio.
Mujer aburrida en cine de barrio.
textos poéticos de MARGARITA GARCIA ALONSO
En el amarillo y apestoso baño de un cine de barrio
bebo el feto triste de un hombre sin rostro.
Grifo su atirante hombro y escapo
al ruido aplastante del puerto de le Havre
Mi ojo de mujer afiebrada, a rodillas, en la callejuela
mendiga una boca abierta, pero aquí come el seco arrecife,
la marejada que estalla y deshace el horizonte.
En una taberna con olor a perra bebo el exilio,
bebo el ombligo del viaje, me mareo
de una esquina a otra, en mi interior, doy vueltas, hambrienta,
parafraseando textos que se niegan a materializarse.
Aúno monedillas, dispuesta la ropa en un bulto, las botas con barro,
y la pretensión- léase desmedida vocación-
de llegar a quien sostenga la película.
Es así como desciendo en Barajas de una simple tirada
de suerte sobre la mesa.
Pariría todo lo que cabe en un humano para que me sorprendas
con un billete fin de viaje y me adentres a Madrid como si fuese
la ciudad que salva.
-Nadie merece tanto trabajo-
Se me enreda la lengua, la palabra con que nací ha variado
a una falsa afrancesada. Pongo panza por testigo.
Cuando arremeto sus ojos y “Salve mi rey”,
entro a la mecánica de la civilización.
Lejos de Groenlandia todo es violento.
Testigo de mi impotencia él aprovecha para inocular causales,
iridiscente pierde el freno, estalla la bicicleta,
y en el chasquillo despierto. He envejecido,
alredor mío la muchedumbre tropieza en la avenida.
Parada, frente a un gran comercio, doy cuatro o cinco cabezazos
y caigo amoratada.
Tráeme otro café con leche, jodido, aunque escriba el poema
de los poemas, el poema de los cojones que no tengo,
él ha desaparecido.
Dos productores de la TV a mi lado, desconocen
que una serie de inexplicables desapariciones
y derrumbes se aglomera a cada uno de mis pasos.
Desde la punta de mi iceberg hago manitas de reina,
y os saludo
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