apuntes conflictivos sobre patria y moda
moda
La moda en los últimos tiempos dentro del pueblucho intelectual cubano es
extender como de la confitura de coco largas parrafadas donde argumentan
que les da igual que quemen la bandera
cubana porque no se reconocen en “ese trapo”.
Como toda efervescencia de posicionamiento patológico, los “decires” llegan a “poematosos” donde se arrancan “lo de cubanos”
como si fuese una piel de negro de barracón al que ni siquiera una caja de
talco blanquea y, lo peor, reinterpretan y citan a Martí – ya es relajo con el pobre- y estos comentarios van seguidos de una catarsis
primaria de likes de “importantes”- esto de importante va por reconocidos
artistas de la isla-
La moda se acelera y desde hace dos semanas tampoco reconocen “patria” (ni
se reconocen, ni existe ese lugar al que dejan para conflictos bélicos), nada le dice el lugar donde nacieron. Me temo
que esta tardía desestructura de conceptos, valores morales, respeto hacia sus
antepasados llegue a que tampoco tengan madre, en fin, para qué tener a la
vista esa vieja harapienta que aún camina por un pueblo de la isla….
Con todo respeto por la diversidad he tenido que aclarar que pertenezco a
esos ingenuos que no escucharon ningún grito de guerra, ni van a estar en
ninguna, pero cree en su patria, en su tierra natal, el lugar donde aprendí a
caminar, olí a mis cercanos y nombré las plantas, animales y peces, así como distinguí
las emociones, balbuceé palabras, donde mis genes se encontraron con valores a
defender. Lo siento, yo tengo patria, fue un azar, claro que sí, podía haber
nacido en una esquina del otro mundo, en cualquier basurero de otro continente,
y también la hubiese amado y convertido en mía. No hay que ser guerrero, ni
acatarse a gobiernos, aduaneros ni políticas, por simpleza humana, apego al
primer aire.
También tengo bandera, la siento y lloro cada vez que me roza la bata de mi madre.
mi madre Clara Angela, en el portal de nuestra casa en el Km 101, Matanzas, Cuba,
mi patria.
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