La resonancia simbólica para la comunidad exiliada radica en que The Cuban Museum | Museo Cubano | de Miami hace gala del mismo autoritarismo cultural que critica a la isla.





¿La resonancia simbólica para la comunidad exiliada?  - radica en que el The Cuban Museum | Museo Cubano | de Miami  y los curadores  de esa exposición de mujeres, (Jesús Rosado e Ileana Fuentes),   desde el exilio,  hacen gala del autoritarismo cultural que critican a la isla.

Lo simbólico para la comunidad exiliada  radica,  precisamente,  es que ya es muy tarde para  Miami, la ciudad  se convierte  en una copia castigadora de lo vivido, el papel carbón que ensucia y mancha a “algunos” artistas. Quedó fuera de  esta  muestra-grande, importante, primera, con 23 mujeres bien contadas-, quedó fuera GINA PELLON, muerta en exilio. O no se dan cuenta de lo que hacen, o lo hacen apurados para marcar algun gol, o simplemente para joder que les propusiera el tema.

 “Isla, cuba, diáspora, exilio, censura, totalitarismo- se juntan– seguidas de:  identidad, repercusión emocional y social del desplazamiento migratorio, memoria afectiva y cultural , lazos de familia, lo femenino de la condición humana, la delicadeza de espíritu, el modo peculiar de urdir la existencia, el replanteamiento de los símbolos desde ópticas de género, la convivencia enfocada desde la maternalidad, etc, etc, bla bla bla…”  todas esas palabrejas altisonantes, todas  reunidas, podemos encontrarlas en  cualquier muestra femenina,  en la idealización, “lo que se espera de una mujer artista”. En tropel dicen estrictamente nada.

En la introducción  se lee: son mujeres que   “han sufrido la hostilidad de segmentos de mercado controlados por simpatizantes del castrismo”, a lo cual  sumamos  “trozos de mercado controlados por individuos de Miami.” 

Una pena mal llevada, “Sobre todo, una larga y penosa espera”—dicen, espera penosa que termina para mí con esta exposición que acaba de arrancar el último gajo del cual agarrarse.





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La iniciativa ha sido del Museo Cubano, comprometido con el estudio de la historia, el arte, la cultura y los logros de los casi dos millones de seres que componen la Diáspora cubana. Ha contado con la dispuesta colaboración de Aluna Art Foundation y confiamos tenga una resonancia simbólica para la comunidad exiliada. Estas artistas de reconocida trayectoria no están documentadas –y, en no pocos casos, están absolutamente vetadas - por el autoritarismo cultural en la isla. De la misma manera que están excluidos de la crónica oficialista más de medio millar de artistas visuales cubanos dispersos por el mundo. Una consecuencia que cabe conciliar con lo que expresa Daniel Boorstin en su ensayo “The Immigrant’s Vision”:
Los gobiernos podrán ejecutar, encarcelar o desterrar a sus artistas o pensadores.Pero el mundo de la cultura queda más allá de su jurisdicción. Los artistas a quienes se avasalla, se castiga, o se expulsa, cuando logran salvar la vida, reaparecen en horizontes distantes…
El patrimonio inestimable que conforma las cosechas artísticas de estas mujeres no sólo ha sido objeto del desprecio institucional en su país de origen, sino que ha sido minimizado por los medios de difusión norteamericanos y europeos o ha sufrido la hostilidad de los segmentos de mercado controlados por simpatizantes del castrismo. Se le suma a eso el hecho de que como mujeres han tenido que soportar la preponderancia del sector masculino en los circuitos de arte y en la vida pública.

El gesto del Museo Cubano apenas intenta ser un primer paso para incorporar definitivamente el arte femenino de la Diáspora a la impostergable sistematización del conocimiento y documentación de un proceso de más de medio siglo, erigido sobre intransigencias extremas, fugas, islas dispersas, bordes, totalitarismos, historias de exilios triunfales, patrias utópicas y, sobre todo, una larga y penosa espera. JR en MB




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