Poemas de Emily Elizabeth Dickinson
Amherst, Massachusetts (Estados Unidos), 15 de mayo de 1886 (55 años) Poetisa estadounidense. Ilust. ©Garcíaalonso Margarita.
Descubierta por fin la adivinanza,
sin compasión al punto se desprecia,
que en la naturaleza humana, necia,
la novedad muy corta vida alcanza.
Emily Dickinson
que en la naturaleza humana, necia,
la novedad muy corta vida alcanza.
Emily Dickinson
Incluso el Rey se rinde a la locura
de este tiempo vernal, mas el payaso
es sin duda de Dios el predilecto,
puesto que aquel valora tiernamente
esta metamorfosis memorable,
experimento de verdor divino
que parece el espejo de su alma
colorida y risueña.
Emily Dickinson
es sin duda de Dios el predilecto,
puesto que aquel valora tiernamente
esta metamorfosis memorable,
experimento de verdor divino
que parece el espejo de su alma
colorida y risueña.
Emily Dickinson
Cayeron como copos, cayeron como estrellas
- Cayeron como copos,
Cayeron como estrellas,
Como pétalos de una rosa
Cuando de pronto a través de junio
Un viento con dedos avanza.
Perecieron en el pasto desarraigado,
Nadie pudo hallar el lugar exacto
Pero Dios puede convocar cada faz
En su lista de abolidos.
Está la soledad de las alturas,
y la del mar, la de la muerte... Pero
todas ellas son grata compañía
al lado del lugar más escondido
que puede concebirse,
esa privacidad helada, inmensa,
del alma que afirmándose a sí misma
pone un punto y final a lo Infinito.
Emily Dickinson
todas ellas son grata compañía
al lado del lugar más escondido
que puede concebirse,
esa privacidad helada, inmensa,
del alma que afirmándose a sí misma
pone un punto y final a lo Infinito.
Emily Dickinson
Como ojos que miran las basuras
- Como ojos que miran las basuras
Incrédulos de todo
Salvo del vacío y quieta soledad
Diversificada por la noche.
Sólo infinitos de la nada
Tan lejos como podía ver
Así era la cara que yo miré
Así miró ella misma a la mía.
No le ofrecí ninguna ayuda
Porque la pena era mía
La miseria densa y tan compacta
Tan desesperanzada como divina.
Ninguna se absolvería
Ninguna sería una reina
Sin la otra, de modo que
Aunque reinemos, pereceremos.
Como si yo pidiera limosna común
- ¡Como si yo pidiera limosna común
Y en mi suplicante mano
Un extraño pusiera un reino
Y yo perpleja quedara,
Como si hubiera pedido a Oriente
Que me mandara una mañana
Y que levantara su purpúrea barrera
Y destrozarme con el alba!
Cualquiera que desencante
- Cualquiera que desencante
A un solo ser humano
Por traición o por irreverencia
Es culpable de todo.
Inocente como un pájaro,
Gráfico como una estrella
Hasta una sugestión siniestra
Que las cosas no son lo que son.
Todo lo que tememos es Silencio,
y en la Palabra está la Salvación...
Sin embargo, el Silencio es lo Perenne
que nos oculta el rostro avergonzado.
Emily Dickinson
Sin embargo, el Silencio es lo Perenne
que nos oculta el rostro avergonzado.
Emily Dickinson
Cuando cuento las semillas
- Cuando cuento las semillas
Sembradas allá abajo
Para florecer así, lado a lado;
Cuando examino a la gente
Que tan bajo yace
Para llegar tan alto;
Cuando creo que el jardín
Que no verán los mortales
Siega el azar sus capullos
Y sortea a esta abeja
Puedo prescindir del verano sin lamentos.
Cuántas veces estos cansados pies han podido tropezar
- Cuántas veces estos cansados pies han podido tropezar,
Sólo mi amordazada boca puede decirlo,
Ensaya, trata de mover este horrible remache,
Ensaya, levanta si puedes aldabas de acero.
Acaricia la fría frente, antes ardiente,
Levanta si quieres el deslucido cabello,
Palpa los adamantinos dedos
Que ya nunca usarán dedal.
El corazón pide placer primero
- El corazón pide placer primero,
Luego excusa del dolor,
Luego los pequeños detalles
Que matan el dolor.
Luego irse a dormir,
Y luego, si tiene que ser
El deseo de su inquisidor,
El privilegio de morir.
Él era débil y yo era fuerte
- Él era débil y yo era fuerte,
Después él dejó que yo le hiciera pasar
Y entonces yo era débil y él era fuerte,
Y dejé que él me guiara a casa.
No era lejos, la puerta estaba cerca,
Tampoco estaba oscuro, él avanzaba a mi lado,
No había ruido, él no dijo nada,
Y eso era lo que yo más deseaba saber.
El día irrumpió, tuvimos que separarnos,
Ahora ninguno de los dos era más fuerte,
Él luchó, yo también luché,
¡Pero no luchamos a pesar de todo!
El pasado es una criatura tan extraña
- El pasado es una criatura tan extraña
Que mirarla en la cara
Arrobamiento puede producir
O desgracia.
Desarmado si cualquiera la encuentra
Le aconsejo huir,
Si sus desteñidos pertrechos
Aún pueden responder.
Hay una languidez de la vida
- Hay una languidez de la vida
Más inminente que la pena,
Es sucesora de la pena
Cuando el alma ha sufrido
Todo lo que puede.
Una somnolencia difusa,
Un ofuscamiento como neblina
Envuelve tu conciencia,
Una neblina que conduce a un despeñadero.
El cirujano no se inmuta ante el dolor,
Su hábito es severo,
Pero él sabe que ha cesado de sentir
La criatura que yace ahí.
Y te dirá que la técnica tardó,
Que alguien más poderoso que él
Ha oficiado antes
Y ya no hay vitalidad.
La sortija ya no estaba
- En mi dedo tenía una sortija.
La brisa entre los árboles erraba.
El día estaba azul, cálido, bello.
Y me quedé dormida sobre la suave hierba.
Al despertar miré sobresaltada
Mi mano pura en aquella tarde clara.
La sortija entre mis dedos ya no estaba.
Cuanto poseo ahora en este mundo
Es sólo un recuerdo de color dorado.
La ventaja de la desesperación
- La ventaja de la desesperación se logra
Sufriendo desesperación
De estar asistido por reveses,
Uno tiene que haber conocido el revés.
El valor de sufrir como
El valor de la muerte,
Se conoce probándolo,
No lo puede otra boca;
De salvadores, volvednos conscientes
Como nosotros mismos hemos compartido
La aflicción nos parece impalpable
Hasta que a nosotros mismos nos hiere
En lo más profundo.
Morir sin morir
- Morir sin morir
Y vivir sin la vida
Es el más arduo milagro
Propuesto por la fe.
Mucha locura es juicio divino
- Mucha locura es juicio divino
Para el ojo más sagaz
Mucho juicio, la más estricta locura
Para la mayoría;
En esto y en todo, prevalece
Asiente, y entonces eres normal,
Disiente y eres directamente peligroso
Y manejado con cadenas.
Ningún cepo puede torturar mi alma en libertad
- Ningún cepo puede torturar
Mi alma en libertad,
Pues detrás de este esqueleto mortal
Se teje uno de más valor.
No puedes horadar con un serrucho
Ni traspasar con una cimitarra
Dos cuerpos, por lo tanto perdura,
Amarra uno y el otro vuela libre.
El águila no se despoja
De su nido y, sin embargo,
Gana el cielo
Más fácilmente que tú.
Excepto tú mismo tal vez nadie pueda ser
Tu enemigo,
Cautividad es conciencia
Y también es libertad.
No era la muerte, pues yo estaba de pie
- No era la muerte, pues yo estaba de pie
Y todos los muertos están acostados,
No era de noche, pues todas las campanas
Agitaban sus badajos a mediodía.
No había helada, pues en mi piel
Sentí sirocos reptar,
Ni había fuego, pues mis pies de mármol
Podían helar un santuario.
Y, sin embargo, se parecían a todas
Las figuras que yo había visto
Ordenadas para un entierro
Que rememoraba como el mío.
Como si mi vida fuera recortada
Y calzada en un marco
Y no pudiera respirar sin una llave
Y era como si fuera medianoche.
Cuando todo lo que late se detiene
Y el espacio mira a su alrededor
La espeluznante helada, primer otoño que llora,
Repele la apaleada tierra.
Pero todo como el caos,
Interminable, insolente,
Sin esperanza, sin mástil
Ni siquiera un informe de la tierra
Para justificar la desesperación.
No sabemos el tiempo que perdemos
- No sabemos el tiempo que perdemos,
El momento es horrible
Y toma su lugar fundamental
Entre las certidumbres;
Una firme apariencia aún distiende
El naipe, la suerte, el amigo,
El espectro de la estabilidad
Cuya sustancia es arena.
Nunca me sentí en mi casa aquí
- Nunca me sentí en mi casa aquí
Y en el cielo radiante
No me sentiré en mi casa, lo sé,
No me gusta el Paraíso.
Porque es domingo todo el tiempo,
El recreo nunca llega,
En el Edén serán tan solitarias
Las brillantes tardes del miércoles.
Si Dios pudiera hacer una visita
O dormir una siestita
Para no vernos, pero dicen
Que él mismo es un telescopio
Perenne que nos mira,
Yo huiría de él
Y de todo lo demás,
Sí, ¡pero está el día del Juicio Final!
Para siempre a su lado caminar
- Para siempre a su lado caminar,
Lo más pequeño de nosotros dos.
Cerebro de su cerebro
Y sangre de su sangre,
Dos vidas y un solo ser.
Para siempre probar este destino,
Si es dolor, la mayor parte,
Si es dicha, entregar mi parte
Por ese anhelado corazón.
Toda una vida para conocernos el uno al otro,
A quien nunca podremos conocer,
Y de vez en cuando un cambio
Llamado cielo,
Raptos confraternizados de hombres
Sólo para descubrir lo que nos perturbaba,
Sin palabras.
Porque yo no podía detener la muerte
- Porque yo no podía detener la muerte,
Bondadosa se detuvo ante mí
En el carruaje cabíamos sólo nosotras
Y la inmortalidad.
Lentamente avanzamos, sin apuro,
Yo puse de lado
Mi labor y mi ocio
Por cortesía hacia ellas.
Pasamos por la escuela, donde jugaban
En el recreo del patio los niños.
Pasamos por los serenos pastos del campo,
Pasamos por la puesta de sol.
O, más bien, él nos pasó.
El rocío caía trémulo y frío,
Y sólo de gasa era mi vestido,
Mi esclavina sólo de tul.
Nos detuvimos ante una casa que parecía
Una protuberancia de la tierra,
El techo apenas visible,
La cornisa casi en el suelo.
Desde entonces siglos pasaron, y aún
Me parece más corto que aquel día
En que por vez primera intuí
Que las cabezas de los caballos
Apuntaban a la eternidad.
Que yo siempre amé
- De que yo siempre amé
Te traigo la prueba,
Que hasta que amé
Yo nunca viví bastante.
Que yo amaré siempre
Te lo discutiré,
Que amor es vida
Y vida inmortalidad;
Esto, si lo dudas, querido,
Entonces yo ya no tengo nada que mostrar
Salvo el calvario.
Renunciación es una penetrante virtud
- Renunciación es una penetrante virtud,
Es dejar que se vaya lo presente
Por una expectativa,
No ahora,
Retirar los ojos
Al amanecer,
No sea que el día,
El gran progenitor,
Sobreviva.
Renunciación es elegir
En contra de ti mismo
Para justificarte
A ti mismo,
Cuanto más grande es el acto
Hace que parezca más pequeña
La oculta visión aquí.
Repetir en nosotros renovados deleites
- Repetir en nosotros
Renovados deleites
Es como un asesinato
Omnipotente, agudo.
No soltamos el puñal
Porque amamos la herida,
Ese puñal conmemora
Memorias que nos van matando.
Si tus nervios te delatan
- Si tus nervios te delatan
Vive por encima de tus nervios,
Ellos pueden apoyarse sobre la tumba
Si temen desviarse.
Es una postura segura,
Que no se dobla,
Sostenida por brazos de bronce
Que el mejor gigante hizo.
Si tu alma vaciló,
Levanta la puerta carnal,
El miedoso pide oxígeno,
No pide nada más.
Es la Esperanza el ser con plumas
que se posa en el alma,
y sin palabras su canción entona
y ya nunca se calla,
y es más dulce su voz en el gran viento.
Habrá de ser muy dura la borrasca
para abatir al pájaro chiquito
que a tantos dio su llama.
Oí su voz en las más frías tierras
y en la mar más extraña;
pero nunca en los días de miseria
me pidió una migaja.
(10/12/1830 - 15/05/1886)
Nació el 10 de diciembre de 1830, en Amherst, Massachusetts (Estados Unidos), en el seno de una familia puritana y severamente religiosa. Su abuelo, Samuel Fowler Dickinson,
fue fundador de la Universidad de Amherst. Su padre era abogado y
político y su madre una reconocida dama de la cual heredó su primer
nombre: Emily Norcross. Amplió estudios en la academia de Amherst y en el seminario femenino de Mount Holyoke, South Hadley, en Massachusetts.
Cuando cumplió 30 años se convirtió en una ermitaña.
Se piensa que la razón de esta decisión fueron sus arrebatos
románticos. Sensible y tímida, dejó transcurrir su existencia en su
pueblo, recluida en casa y casi sin salir de su habitación. Leía
especialmente La Biblia, a William Shakespeare, al poeta John Keats y a las hermanas Brönte
Desde ese momento se dedicó a escribir poesía original. Escribió unos dos mil poemas
y unas mil cartas sin salir apenas de su casa de Amherst. La primera
figura literaria de la época en darse cuenta de su valía como poetisa fue el clérigo y escritor Thomas Higginson,
que le aconsejó no publicar su obra ya que iba en contra de las
convenciones literarias de la época. Pero su otra influencia literaria,
la novelista Helen Jackson, intentó convencerla para que publicara un libro de poemas.
En
vida tan sólo publicó siete, pero tras su muerte se encontraron entre
sus papeles 2.000 poemas, algunos de los cuales sólo eran fragmentos. A
partir de este material, Higginson y Mabel Loomis Todd, una amiga de Amherst, editaron la primera selección de su obras, Poemas (1890), que tuvo un gran éxito popular.
Varió
los efectos de la rima empleando también rimas asonantes (por ejemplo,
"tune" con "pain"), un recurso muy utilizado por los poetas del siglo
siguiente. Utiliza un lenguaje muy sencillo, pero su sintaxis compleja
dibuja una rica variedad de connotaciones a partir de palabras
corrientes. Emily Dickinson falleció en Amherst el 15 de mayo de 1886.
pues Cristo nos explicará el motivo
de un dolor que no tiene explicaciones.
Aquello que San Pedro prometiera
se expondrá en su verdad, pasmosamente,
y este infierno que quema en mi interior
será la brizna que se lleva el viento.
Emily Dickinson
Otros poemas en Cuaderno quemado
MUSEO
Cuando el Tiempo se acabe lo sabré,
aunque no pueda hacerme más preguntas,pues Cristo nos explicará el motivo
de un dolor que no tiene explicaciones.
Aquello que San Pedro prometiera
se expondrá en su verdad, pasmosamente,
y este infierno que quema en mi interior
será la brizna que se lleva el viento.
Emily Dickinson
Otros poemas en Cuaderno quemado
MUSEO
Commentaires