Margarita García Alonso, Encrucijada, del libro Cuaderno del Moro, Editorial Letras Cubanas, 1991
ENCRUCIJADA
.Es hora de atravesar la encrucijada de la arena.
Le pertenece a una
mujer.
No
llueve y no podrá
confundir sus palabras:
Estoy calcinada por
los hombres,
el odio, la guerra.
No alcanzan mis
manos
para
los muertos sin tierra.
Este mundo se está desbaratando,
Este mundo se está desbaratando,
el fuego despuebla
mi vientre,
amado, estoy
muriendo.
¿Acaso alguien no lo está?
Los dioses no se
contentan.
Es la hora del
guerrero.
Le pertenece a esta
mujer escasa que invoca
en
letanía
a la vida:
Estoy ocupada y
florezco
si te hallo
aletargado y bebes
de la primavera.
Este mundo es ajeno
a las fieras,
deteriora mi piel
como una anciana,
quédate en los
trazos,
no te vayas solo a
la noche,
amado, estoy
muriendo.
¿Acaso
alguien no lo está?
Es
la hora del ciervo.
Le pertenece a este
cuerpo de vientos:
Es cierto que te han
amado
el polvo proteje
cartas y rostros
en
el recinto del vacío.
Este mundo es de quienes permanecen
Este mundo es de quienes permanecen
atados a su
fugitivo.
Puebla mi oreja
izquierda con tu saliva
y no moriré y sabré
qué decir a los
otros.
¿Acaso no puedo acompañarte?
Los dioses no se
contentan.
Pocos descubren que
la arena se desliza
más
allá
del
cielo.
©
Margarita García
Alonso, Encrucijada, del libro Cuaderno del Moro, Editorial Letras Cubanas, 1991
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Hoy no he visto el paraíso.
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