El escándalo de la semana: la oscura calavera francesa
La foto de un soldado francés en Malí
repercute como una bomba sobre la Francia. Después de rellenar todos
los espacios de opinión con el matrimonio gay y la adopción de
parejas homoparentales, es el nuevo escándalo mediático en la
diáspora.
La imagen fue tomada mientras
descendía un helicóptero que enrarecía la atmósfera con una nube
de arena, sin pose y sin permiso del fotografiado- así lo confiesa
el autor. Inmediatamente se desató el oscuro pensamiento francés
que predomina en los tiempos que corren bajo Hollande.
Horror!!! el populacho web enardecido
se armaba para descubrir, cazar, eliminar de la tierra al « maldito
e infantil » soldado que puso un pañuelo con una calavera
sobre su rostro.
Qué si representa a los jugadores
virtuales en juegos muchos más serios, que no es digna de la armada
french. El conflicto, la guerra, las intervenciones en terceros
países, han quedado a un lado.
La calavera asusta, aunque sea el
símbolo último de la existencia y este presente en tribus urbanas,
en grupos de rock,en catedrales góticas, en el arte. La muerte-
leemos- no debe afincarse en la vitrina francesa.
Como si ir a una guerra, a cualquier
guerra, no implica matar o ser muerto. Como si este soldado no fuese
un simple elemento profético de esta era que no abandona la
violencia, el vandalismo, la destrucción, como si no avistase la que
se está formando porque en lo económico la Comunidad europea se
adentra en la miseria y cuando el pan comienza a escasear el invierno
se empeña en ser más rudo.
Qué sucede si borran, desde este
instante, los cráneos huecos de los barcos piratas, de los góticos,
de las fiestas de muerto mexicanas, si el fin de los fines humanos
empieza a representarse con mariposas? No hay que llegar a tanto
escándalo filosófico, estético, ético , basta con desmontar las
apariencias y reconocer que « algo » anda mal, muy mal,
en este mundo.
Lo quieran o no, la guerra es muerte,
la calavera ingrata que lo recuerda está bien puesta, basta limpiar
los cristales de tanta boutique a la moda para saberlo. La guerra no
molesta, que la recuerde un anónimo es el punto fatal para el grito
del histérico francés políticamente correcto con su ombligo.
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