suelto de equilibrista.


Todo previsto :
el abismo, el hilo, el  péndulo chino
y sus cerezos dibujados en flor,
la zapatilla de punta fina
dura como el concreto
la cinta de seda que oprime el pie

y yo sin ver, miope  resbalo,
 convencida de que no necesito
 un poema de amor,
 ninguna metáfora,
solo a él.

 No hay tiempo
ni un segundo para retroceder.

El pie sangra, 
el hilo corta la ingle
voy  en  eternidad deshabitada, 
en los ojos solo  él.

A un paso  la otra orilla
el aplauso, la heroicidad
        la tarde  


pero mi cuerpo en ruinas 
se deshace en arena
gesticula y resuenan alaridos  
en el vacítremebundo

 y otra vez la miopía
el no ver
sobre el hilo tendido.

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