None
None: una ciudad de Italia.I
Una ciudad de Italia, de apenas siete mil novecientos
y algunos habitantes llamados Nonesis,
bajo el patronado de San Lorenzo,
y el código de correo 10060,
me advierte que para llamar
debo preceder los números de 011
y que nunca suenan los teléfonos
aunque repiquen las campanas en Piémont
en todo Turín o se extravié mi sombra,
que me ha avanzado el viaje por Orbassano,
Volvera, Candiolo, Piobesi Torinese,
Airasca, Castagnole Piemonte, Scalenghe,
lugares nombrados por cabalistas
de dudosa reputación
que han transformado el espacio
de mi cuerpo
en la jerigonza alucinada del tren que pasó.
None: un pueblo de Senegal.II
Perdido en las cercanías de Dakar,
el megalito de Senégambie
resguarda las almas en pena
antes de esparcirlas en forma de conchas
en la isla de Fadiouth.
Not one, not any _ ninguno
No one _nadie con voz áspera,
posiblemente rudeza pura,
entrechoca de alaridos los acantilados
que escriben fantásticas deformidades
mezcla de sibilinos cantos de corifeos
y aullidos del diablo.
La única manera de saber
a quién pertenece el canto
son las pastillas de adormidera
que encuentro en la prensa, a diario.
None íntimo.III
Not one, not any _ ninguno
No one _nadie sabe cómo zurcir
el ojal por donde la natura
libero a la madre.
Hueco donde teje, entreteje,
la justa medida el cuerpo
-de cartón el patrón-
patrón de costurera que cincela el traje
repara la respiración que sana
la llamada cursi amor
amor sin Roma sin camino o trillo
por donde pasear la duda,
el derecho al verde regalado
a cinco potencias de fibra estriada.
Desfilachada cabellera
desvelada, insomne en batallas
de creencia e insolvencia.
Poco estima la armada
a la víctima deshecha
el fino paño manchado
el lienzo casi tan blanco
como la infancia,
a ganchillo la condena:
no regresar, si sois débiles.
La Tierra ha dejado de ser
el astro que besa celajes,
nombra estrellas, en tormento gira:
pesadilla, el limbo y tú,
sobreviviente de antiguas contiendas,
impotente ante el amanecer blasfema
ese pecho None, none, cero a los cabalistas
en la oscuridad de latitudes ajenas,
en la ínfima plaza de escasa luz
donde el eco repite None, none,
y hasta el cuervo pide perdón.
Ninguno, nadie sabe lo que escuchará.
Al final sé que haréis todo lo contrario
y os espero, tijera a la mano.
Del pomario inédito NONE
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