Blez Marcé










Joaquín Blez Marcé

(Santiago de Cuba, 5 de diciembre de 1886-La Habana, 7 de abril de 1974).
tomada del Diccionario de la Fotografia Cubana de Ramon Cabrales y Rufino del Valle, proxima a editarse por la editorial Lugus de Canada.



Fotógrafo creativo, especializado en retrato de estudio. Cursó sus primeros conocimientos en el Seminario San Basilio, así como el Bachillerato y Agrimensura en el Instituto de Santiago de Cuba.

En 1900 comenzó a trabajar como aprendiz en el taller fotográfico de Antonio Desquirón. En 1901 viajó a Jamaica para documentar los sucesos del terremoto de Montego Bay y a su regreso publicó sus primeras y únicas fotografías como reportero.

En 1906 monta un estudio fotográfico en el Central Azucarero Chaparra y en ese mismo año gana un premio de mil pesos en una exposición internacional en los Estados Unidos.

En 1915 decidió trasladarse para La Habana donde abrió su estudio fotográfico en la calle Neptuno No. 59. Dos años más tarde publica en las revistas El Hogar y Social, y en las crónicas sociales del Diario de la Marina.

Profundizó sus conocimientos sobre fotografía y técnicas aplicadas en la Escuela-laboratorio de Física y Química aplicada a la fotografía del prestigioso fotógrafo Rodolfo Namias, en Milán, Italia, graduándose en 1922.

El 25 de abril de 1924 Namies publica en Progreso Fotográfico un artículo donde testimonia “los inapreciables valores artísticos y profesionales de nuestro Joaquín Blez”.

Viajó a Berlín, tomando un curso de Fotografía en la International Lichtbild Ausstelung, en 1924. Al año siguiente regresó a Cuba y volvió a reabrir su estudio en la calle Neptuno No. 210.

Publicó en las revistas Carteles, Capitolio, Social y Graphos numerosos retratos.

En 1925 patentó un privilegio de invención por un procedimiento fotográfico para obtener imágenes positivas en cristal o celuloide con reflejos metálicos.

Realizó, además, novedades artísticas sobre porcelana al fuego y miniatura en marfil.

Su estudio de La Habana estuvo considerada la “mejor montada de la ciudad” manteniéndola hasta 1968, en que fue intervenida por la Ofensiva Revolucionaria.

Este estudio fue visitado por la gran burguesía habanera, atraida por su estilo personal que embellecía el físico dentro de un entorno teatral de dignificación y decorativismo al utilizar grandes telones, como escenografía teatral, utilizando los estilos de la época.

Una fotografía de Blez sirvió como cartel oficial, adoptado por la comisión nacional encargada de organizar la conmemoración del primer centenario de la fotografía, en 1939, en Cuba.

Se hizo conocer y se autotituló “el fotógrafo del mundo elegante”. Además del retrato, realizó artísticos desnudos que imprimió esmeradamente, virándolos en atractivas tonalidades, al oro y al platino, que recuerdan en muchas ocasiones cuadros de pintores como Courbet, que fueron publicados en la revista Carteles.

En 1927 fue invitado a participar en el London Photographic Exhibition con su ensayo “Cuban Society Beauties”.

En 1930 obtuvo el primer premio en el Concurso Municipal de Fotografía de La Habana y dos segundos premios, La Copa de la “Caribbean Photo” y una medalla.

Estudió en Hollywood las técnicas modernas del maquillaje y de iluminación fotográfica y a su regreso a Cuba en 1939 ingresó al Club Fotográfico de Cuba.

De 1939-1949 participó en todas las exposiciones nacionales y salones anuales, así como en exhibiciones internacionales en The Camera Club of Chicago, Illinois, New York, San Diego, en The Photographic Club of the Berkeley University, California, en The Photographic Club of Rochester, Saking Camera Club of New York, Portland Photographic Society, Oregon, entre otras.

Participó en el XXII Foto Salón Internacional de Foto-Club “Vooruit” de Bruselas, en 1947 y en 1948 exhibió en The American Museum of Natural History of New York.

De 1949-53 ganó varios premios en los concursos fotográficos del Ayuntamiento de La Habana, del Carnaval habanero, de los Concursos Municipales y del departamento de Bellas Artes del municipio habanero.

Además fue jurado de numerosos concursos. De 1940 a 1963 paralelamente continuó trabajando en su estudio conjuntamente con Lydia Dotres, quien fuera su segunda esposa, su modelo y asistente hasta que en 1970 ésta enferma gravemente.

Los últimos años de su vida los dedicó a cuidar a su esposa quien murió en 1972. Dos años más tarde muere Blez en su casa de la calle Neptuno 210.

Su trabajo dentro del campo del retrato abarca etapas perfectamente definidas desde le punto de vista estilístico, siempre asumiendo el ideal de belleza correspondiente a la época.

Sus primeros retratos se enmarcan dentro de cierta búsqueda de una expresividad a través de perfiles, sonrisas, atención especial a los ojos, todo esto dentro de atmósferas de claro-oscuros con un gran dominio de iluminación que evolucionaron hacia atmósferas más transparentes creadas con fondos vegetales, decoraciones y vestidos especiales.

Trabajó sobre composiciones más complejas, que recuerdan el estilo “art noveau”, que llegó a Cuba a principios del siglo XX. Después se dirige al retrato “glamour” evidentemente por la influencia de Hollywood y posteriormente buscando la expresividad en la personalidad a través de la fisonomía del retratado.

Introduce el aspecto psicológico que tuvo gran éxito en la Exposición Internacional de New York con sus fotos “La Maja”, “Viejo Maestro” y el retrato de José Miguel Tarafa, dentro de este estilo, en 1948.

Los retratos de finales de los años cuarenta se encuentran dentro de la corriente del “Nuevo Glamour” vinculados al auge de las revistas de moda: vestidos drapeados, túnicas exóticas, guantes y sombreros, y afectadas poses que pretendían naturalidad. Ya no es el rostro el aspecto central, presta más atención a la posibilidad expresiva de todo el cuerpo, por lo que introduce nuevas ópticas y ángulos.

Pocos son los fotógrafos retratistas dentro del período republicano que poseen una personalidad tan fuerte y una obra tan vasta y hermosa. No siempre se consiguen retratos tan variados con tanta calidad técnica y artística, estos despiertan una gran admiración por su exquisitez.

Dominó casi todos los procesos fotográficos y fue grande su aporte dentro de las investigaciones y la experimentación.

Su obra es un insustituible testimonio en la evolución del retrato de la burguesía republicana; es un documento de incalculable valor que recoge magistralmente aquella irrepetible “alta sociedad cubana”, envuelta en sus gustos e idealizada por una mirada tan propia y genuina.

Una de sus fotografías se utiliza en el plegable y tarjeta de promoción por la Fototeca de Cuba. Sus negativos y una gran colección de sus fotografías originales forman parte de los archivos de esta institución.

Fuente:Fondo cubano de la imagen

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