el fogonero Venegas en la tormenta de La mancha
Quiso el destino poner en mi destino a un muchacho que pierde a sus gatos, pues cada vez que respira aparece un tren bajo un aguacero.
Dicen los desmemoriados que han socavado túneles para esconder – ni siquiera sé el pecado- quizás nacer en un paradero cerrado-- que aquellos años de talleres literarios no valían mucho.
Con la posibilidad de demostrar lo contrario, traigo a Camilo Venegas, quien cuenta…
“Antes me fascinaba la idea de ser maquinista, pero poco a poco descubrí los privilegios de viajar en el lugar del fogonero. Con la vista fija en el horizonte, su oficio le permite concentrarse en el entorno que se le viene encima. Además de las señales, advierte las cosas que le deslumbran, soliviantan o preocupan. Se trata de un individuo que ya no tiene que echarle leña al fuego, que sólo se cuida de tirar del silbato cuando el maquinista no puede hacerlo bajo ninguna circunstancia…”
Los trenes, todos los trenes; las estaciones, todas las estaciones desde la casita que cae en pedazos hasta las altas columnas en hierro forjado le pertenecen, porque en imaginación sacó el doble; en poesía entra marcando que la puerta y el gozne, nada impiden de viajar por las carrileras imaginarias hacia la profunda amistad que nos une desde aquel encuentro donde llovían ramos de cundiamores en la lejana isla de Cuba.
Si fuese cierto que escudriña los viajes, quedaría demostrada la razón para no ponerse viejo. Este poeta cubano, “santodominguero” de adopción, ha llegado a la tormenta de La mancha. No es raro, a cada instante en que a uno de aquellos muchachos que cargábamos manuscritos se le atraviesa un nubarrón, tira del silbato y da fuerte a su corazón inmenso. Como ven, no tengo que justificar la importancia de los talleres...
Quiera el destino podamos regresar a la estación donde fuimos espejismo de locomotora, ahora con la experiencia del pasaje- aguacateros, dunas, estepas por medio- y devolver sanos a los que jamás han perdido al guajiro, la gallina, la tierra, el puente, lo mejor de si mismos.
Estoy segura, Camilo, que los poetas, noblemente vencidos, algunos hasta masacrados por la lejanía, cambiaríamos suerte, por estar, otra vez sentados en tu tren, y poder contarnos los horizontes a que hemos llegado, quizás, sin saberlo, porque dejaste buena leña: tu saludable y contagiosa humanidad, el runrún sobre los rieles de la poesía, que no se confunde – aunque salten cabras a lo largo de la vía- y va a la estación que protege.
Agradecida, espero aviso, para sacar el boleto.
Por Camilo Venegas
LA TORMENTA
Por un mensaje que Margarita García Alonso
envió desde La Mancha *.
Hace dos días que la tormenta se prepara.
En dirección a Cruces todo está cerrado.
El cielo pesa más de lo que puede aguantar
un pueblo que no aparece en los mapas.
Los árboles más altos, el mar de cañaverales
y las aves de corral no se mueven.
La tarde está inexplicablemente fría
y la gente,
con los nervios de punta,
corre a buscar el pan
antes de que suceda lo inevitable.
De Radio Reloj solo se escucha
el martillazo pertinaz de los segundos
y la campana que redondea los minutos.
Así esperamos la tormenta.
Puede que aún esté demasiado lejos
o que sea mentira,
pero más temprano que tarde
la veremos pasar sobre nuestras cabezas.
Gracias a eso, el pasto de mi pueblo
será otra vez verde
y los callejones quedarán despojados
de toda la mierda que el viento logre arrancarles.
Ese día, por poco que quede, mis ojos te verán dichosa.
28 de mayo 2010
Camilo Venegas
Nació en el Paradero de Camarones, Cuba, el 16 de julio de 1967. Desde el 2000 reside en Santo Domingo. Estudió teatro en la Escuela Nacional de Arte de Cubanacán, La Habana. Entre sus libros publicados se encuentran "Los trenes no vuelven" (1993), "Cine Vedado" (1995), "Pequeño inventario de cosas que nunca existieron" (1998), "Itinerario" (2003) y "Afuera" (2007). Su cuento "Irlanda está después del puente" mereció el Premio del Concurso Internacional de Casa de Teatro en 2004. Actualmente es director creativo de Campo de Texto, una agencia de consultorías y producción de contenidos de la que es socio fundador.
Para comprar su libro Irlanda está después del puente
*( Hace dos dias que la tempestad se prepara... dos dias con la ciudad gris, el aire frio, la atmosfera cargada, la gente con los pelos electrizados y los nervios nerviosos y nada, pero esperamos, asi somos en La Mancha.)
fotos de algunas protestas del Mar de la Manche sobre Le Havre
La Gare du Havre
Commentaires
Gracias Juan Carlos, David.
abrazos