mitómanos





Es muy peligroso tener un blog, por eso este se vuelve lento y trivial cuando no tengo tiempo para despues dedicarme a responder lo que provoque. Puede una encontrar tipejos que te siguen y si rechazas se convierten en perfectos enemigos.

Hay entes que nada tiene que hacer, ni siquiera ganarse el pan y tratan de ligar su nombre a tus empujes por ganarte el dia, detras de un buro mal pagado, detras de un galerista rarito, detras de quien sea para comer. Es como si fueras con una cadena y en ella pegada la ostra mal oliente que no tiene voz y cacarea mierdas. Yo opté por no responder, poner "su dicho" a la vista de todos, y pasar a otra cosa, esas
"leyendas" de mitómanos y homos que me tienen de idolo y obsesión perversa me rascan las orejas pues ni las leo.

Donde no estoy, quede el vacio de sus inventos.

Para el poeta inglés Alexander Pope, "el que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera". Si bien la mentira forma parte del ser humano desde su niñez, la conducta repetitiva de faltar a la verdad desde que uno tiene uso de razón deja de ser normal y se convierte en un problema patológico.

Según Vidal, existen cuatro tipos de manifestación de la mentira: la hecha en forma esporádica (todos alguna vez mentimos), la evolutiva (de niño), la que se dice como producto de un padecimiento sintomático (para obtener atención gracias a la creación de un falso personaje) y la efectuada como conducta repetitiva. Esta es la mitomanía, en la que se vive para y por la mentira.

"El mitómano utiliza la mentira como conducta de vida, falseando la verdad respecto de hechos, cosas y personas con el objeto de hacer un daño", destacó Vidal, psiquiatra del Departamento de Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UBA.

Mentirosos compulsivos

Este tipo de patología en la que la mentira se escribe con mayúsculas es conocida por los especialistas como Pseudología fantástica, una tendencia a mentir compulsivamente propia de personas inteligentes necesitadas de autoestima, que cuantan historias buscando protagonismo en ellas y que, en ocasiones, llegan incluso a creerse.

La mentira es un recurso que todos, en mayor o menor medida, usamos a lo largo de nuestra vida. Mentimos para quedar bien, mentimos por compromiso, mentimos por piedad, mentimos para sacar beneficio, mentimos para colarnos en la cola del banco, del super, para ligar, para conquistar, para desembarazarnos de alguien ...

Probablemente la mayoría de las veces no midamos las consecuencias de nuestra mentira, quizá la usemos, sin más, como un recurso para que algo o alguien no cambie nuestros planes, no vemos mala intención en el hecho en sí, quizá porque tampoco este hecho para dañar a nadie. Es cierto que existen mentiras crueles, engaños capaces de hacer mucho daño y que surgen a sabiendas de que eso provocará más de un dolor de cabeza, pero ese tipo de mentiras son más producto de la maldad que de la mentira en sí.

Hace unos años me topé de cara con un mentiroso compulsivo. Su vida, al menos como los demás la veíamos desde fuera, era un inmenso plato soso e insípido, un atracón de lexatines metafóricos que le hacían parecer siempre adormecido y aburrido. Su silueta deambulaba

Existen dos formas fundamentales de mentir: a través del ocultamiento y a través del acto mismo de falsear y se puede hablar de tres clases de mentira: la racional, la emocional y la conductual.

En la mentira racional, lo básico es que lo que se dice, se siente o se hace, se contrapone con la verdad racional. Se falsea la verdad por algún interés. Es más profunda, mucho más malvada, es la mentira hecha para dañar a los demás. Es el caso de una amiga envidiosa que le dice a otra que su marido la engaña con el propósito deliberado de causar daños en su matrimonio.

La mentira emocional, en la que lo básico es que, lo que se dice, se siente o se hace no concuerda con la situación emocional del mundo afectivo. Un ejemplo de esto podría ser el caso de los esposos que cuando llegan a la casa tratan de parecer enojados, por alguna mala situación en el trabajo, el tráfico pesado o cualquier otra circunstancia, cuando en realidad estaban en una fiesta jugando dominó con sus amigos, o simplemente pasándola bien con su amante. Tratar de parecer enojado, no es fácil, pero ayuda mucho si además se frunce el ceño.

Y el tercer tipo de mentira, que es mucho más elaborada, es la mentira conductual en la que se trata de actuar o dejar actuar de forma deliberada para decir que somos lo que no somos. Es el caso del galán vanidoso de mediana edad, que la oculta ante su novia o amante, tiñéndose las canas y afirmando tener siete años menos.

La palabra mitomanía se origina del griego mitos, mentira, y mania, modismo. Con frecuencia, el enfermo, de carácter más bien paranoide, desfigura mentirosamente la propia idea que tiene de sí mismo, magnificándola (delirio de grandeza) o simplemente disfrazando unos humildes orígenes con mentiras de todo tipo, de forma que llega realmente a creerse su propia historia y se establece una gran distancia entre la imagen que tiene el enfermo de sí mismo y la imagen real.

El problema es que para cubrir una mentira el mentiroso está obligado a sostener lo que afirmó con otras muchas mentiras y así la rueda se hace interminable lo cual trae finalmente su propio descreimiento y hasta en algunos casos, desgracia para él y para quienes le rodean, sean familiares, amigos, etc

Para Mazover, existen tres tipos de personalidad donde se asienta esa conducta obsesiva: la psicótica (producto de un delirio), la perversa (la mentira es un instrumento para falsear hechos y dichos) y la neurótica (el otro aparece como alguien que lo tiene todo y se necesita de la mentira para llamar su atención).

Hasta que un día mentí y aquella decisión resolvió un problema inmediato. Nada mejor que el condicionamiento clásico, directo y primitivo, que comienza y termina con el conocido apellido "Pavlov", para que comencemos a tejer un hábito que usaremos hasta el día de nuestra muerte.

Nada puedes hacer, lo mejor alejarte, es una patologia para especialistas, gente con mucho tiempo e igual de malas intenciones.

Commentaires

Articles les plus consultés