las damas y el desequilibrio



Esta foto no hubiese sido posible en los setenta, menos en los ochenta. En aquellos tiempos se decidía una puerta diferente para que cada una entrara a la sala. Si al final de la lectura regalaban rosas, había que contarlas, un pétalo de más podía dañar a los enchuchadores y comentaristas, pues las damas ni se quejaban. Nadie pondría la vida de una ciudad en desequilibrio.

No tengo constancia que se fueran a las manos o se ripiaran en duelos verbales, pero si de frases ornadas, agrandadas, mega infladas El resto, bastante numeroso y con valía de los poetas matanceros, estaba censado pertenecer a uno de los bandos.

Rolando Estévez portaba lanza por Digdora Alonso- es su más fiel caballero, aun hoy-, le seguían Escobar y Gloria Urquiza, quienes la encontraban católica, fina, doctorada, buena a poner en un altar. María Esther Ortiz cuando se separó de Estévez se encontró perdida entre las aguas.

El otro grupo era liderado por los hermanos Milián, Luis Marimón, Samuel, Luis Lorente y Yoani Bauta, mi imantado amigo, hermano de parrandas... Hay que señalar que los poetas del bando de Carilda ganaban premios, y los otros contentándose siempre de menciones.

Carilda Oliver Labra también doctorada, recibía en la casona de Thirry hasta altas horas de la madrugada. Allí aprendimos que un joven karateca puede inspirar versos de un ardor inusitado, el ambiente disipado; las sutilezas que llevan el sello de lides mediocres y a apartarse de ellas, y sobre todo el ansía de escapar de provincia.

Las tertulias de Del Monte – se realizaban en la cochera del palacete, justo en el famoso Salón del té de la Calle del medio donde se compran ilusiones-, tenía nueva sede en la Calzada de Thirry. Quiere la tradición que los talleres literarios tomaron mucho de estas veladas, porque mucho verso que se trabajo y mucho texto pasó al olvido. De ahí se salía a ganar, donde fuera, sobre todo lejos, porque los “digdorianos” estaban vencidos.

Luis Marimón me llevo a casa de Carilda cuando yo andaba por los seis años y nunca olvidaré que fue la segunda mujer de mi vida- la primera mi madre. Tan hermosa y olorosa a jabón amarillo, rodeada de gatos y plantas y con un gusto exquisito para el amante canon. No olvido a su joven karateka, su pecho, su vientre de una perfección varonil me eriza a estas alturas. Sí, cuando chica desee tener un amoroso con ese cuerpo imberbe y definido por el músculo.

Carilda me vio crecer, me alimentó de lecturas, y me enseñó secretos de seducción, maquillaje y comportamiento social , el que no se aprende en la escuela: saltar de los sayones negros y largos que afeaban a las poetisas de la época, a crespo al viento, mini vestido y ser mujer. Íbamos a Cabarroca, a las playitas detrás de la hilandería; a la Habana, y a casa de amigos. Ella no tuvo hijos, y me adoptó. Siempre la he tenido como un ídolo en la cuesta de comer menos catibía y vivir.

Hasta Fayad Jamis le pidió consejo cuando decidimos aventurarnos. Ella se desquitó con una sonrisa, si los dados hubiesen estado para tirar, me picaba al hombre.

Cuando salió mi poemario Sustos de muchacha (Ediciones Matanzas)--acabo de encontrarlo en venta en Amazon, ni lo sabia--, ambos, en realidad todo el grupo andaba de ilustración a corrección de pruebas en la imprenta de Matanzas. Tony Carbonell en aquel entonces diseñador contemplaba desde el taller de serigrafía como metían mano a las cajas de letras y se formaba el librillo. Estévez murmuraba por Simpson, dicen que contento porque mi joven edad convenía a la irreverencia.

Fue Carilda quien hizo la reseña para la prensa, me entrevistó y escribió las palabras en la carátula.

“Con ese algo trágico e inmaterial que hemos perdido en las ofensas del siglo”, con una respiración muy propia, este cuaderno: testigo de su tiempo, centelleante de nostalgia y coraje, irrumpe en la poesía cubana.
Su discurso a veces sobresaltado, siempre lucido, nos agarra y conmueve como lo que aspira al infinito pero sin desasirse de la tierra”. Carilda Oliver Labra.

Pero volvamos a la polémica, esa que hace enemigas, -propio de la limitación masculina-cuando cada una vive en un mundo diferente. No era por lo que escribían las rubias, aunque confieso que “desordenarse cuando toco tu pecho con la punta de mi seno”, seguirá siendo un clásico de poetisa. En sordina, la bronca era por moralidad: una casta, la otra desvergonzada.

He dudado mucho en escribir esta reseña, reivindicadora de los poetas de provincia y su infierno inmenso, pero esta la foto, ajadas, maquilladas de ocasión... me adentra en el ejercicio de frivolidad. Me estremece verlas en el sin fin de la trasparencia como mujeres. La batalla de la arruga entamada, queda el sentimiento de fragilidad humana, la obra, el pasado de dos damas. “Clase”, diría con este sentido de chotear, frente a la escasez que presenta la cosecha de algunos contemporáneos.

Un tiempo acabado donde siento que Digdora sillona la playa y Carilda está de viaje, junto a los locos a quienes nos legó el desespero de salir de las casillas.

La historia es otra y todo lo contrario.
Encontraran muchas referencias de los artistas que menciono en Atenas de Cuba

Commentaires

Antonio a dit…
vamos Henequeneros que Matanzas ha dado los mejores poetas de Cuba!!!!!

abrazos
Pedro F. Báez a dit…
He disfrutado tu entrada grandemente. En lo personal y en lo intelectual. Tienes una forma muy diáfana y natural de decir las cosas y me has arrastrado con tus palabras y descripciones hasta el final de tu magnífico relato. No conocí a Digdora, pero sí, brevemente, a Carilda y su corte, a través de otra rubia cubana muy famosa que entonces tenía su propia corte en un penthouse pegadito al cielo frente a los venados de Rita Longa en la Avenida 26 del Nuevo Vedado. Tengo tu blog listado en el mío y te leo cada vez que tengo tiempo, aunque no deje comentario. Abrazos y se te quiere bien.
Manny Lopez a dit…
Marga, te quedo genial!
Gracias Manny , eres adorable, no sabia que la nieta era fotografa y vivia por Miami. Trasmete mis saludos y espero que no se moleste por la frivolidad de la cronica, son dos damas que hacen epoca y se les quiere inmensamente,
besos.
Gracias Pedro, bienvenido a casa, pues paso mucho trabajo porque no tengo corrector y debo poner acentos y arreglar detallitos a mano, corriendo por el tiempo, pero debia hacerlo,desde que recibi la foto me andaba merodeando.

Pasaré a visitarle, desde que encuentre el tiempo.
Agradecida le abrazo.
Vanessa Alonso a dit…
Amiga:
Discrepo con sus puntos de vista pues considero que mi abuela y Carilda no eran competencia. Ni siquiera tenian motivos para ser enemigas. La sociedad comunista (sociedad matizada por la envidia ) fue quien las catalogo de enemigas. En una sociedad donde todos somos "iguales" las personas no son capaces de ver la diferencia entre un tipo de poesia u otro. Carilda era mas popular. Mientras que mi abuela era catalogada por Dulce Maria Loynaz (premio Cervantes) Como una de las mejores poetizas del pais. Existen diferencias en el arte y el lector que lo se consume. Eso lo aprendi en el capitalismo y lamento muchisimo que nunca entendi a mi abuela mientras vivi con ella hasta el ultimo dia de su vida. El arte como producto tiene diferente mercado. Mi abuela jamaz se "desordenaria" (y no es malo desordenarse). De la misma forma que Dulce Maria Loynaz dedica su carta de amor a Tut ank amon de la siguiente forma: Dedico esta carta de amor a Digdora Alonso, bien pudo escribirla ella. A proposito Carilda fue de las primeras personas en darme el pesame en el momento de la muerte de mi abuela.
Vanessa Alonso a dit…
Amiga:
Discrepo con sus puntos de vista pues considero que mi abuela y Carilda no eran competencia. Ni siquiera tenian motivos para ser enemigas. La sociedad comunista (sociedad matizada por la envidia ) fue quien las catalogo de enemigas. En una sociedad donde todos somos "iguales" las personas no son capaces de ver la diferencia entre un tipo de poesia u otro. Carilda era mas popular. Mientras que mi abuela era catalogada por Dulce Maria Loynaz (premio Cervantes) Como una de las mejores poetizas del pais. Existen diferencias en el arte y el lector que lo se consume. Eso lo aprendi en el capitalismo y lamento muchisimo que nunca entendi a mi abuela mientras vivi con ella hasta el ultimo dia de su vida. El arte como producto tiene diferente mercado. Mi abuela jamaz se "desordenaria" (y no es malo desordenarse). De la misma forma que Dulce Maria Loynaz dedica su carta de amor a Tut ank amon de la siguiente forma: Dedico esta carta de amor a Digdora Alonso, bien pudo escribirla ella. A proposito Carilda fue de las primeras personas en darme el pesame en el momento de la muerte de mi abuela.
Querida lechucita,

Me alegra mucho que usted exista, Manny me hablo de su trabajo de fotografa. Espero ver su exposicion por Zu y le deseo enormes exitos, bienvenida a casa.

En el primer parrafo ya explique que ambas eran ajenas - no sé si el termino es correcto, al menos no las fomentaban directamente-a estas comidillas de provincia, pero yo vivi esa epoca, con ambas hablé, con ambas estuve en encuentros y lecturas y creame, no comparto el cuento "de que el comunismo esto y lo otro", pues el nivel de discusion sobre politica, en esos años que nombro, era por el dinero, las salidas, la escasez,la cotidianidad...

como fui parte le aseguro que no hubo un "coco rojo" diciendole a nadie que hacer, ni que decir, simples seguidores, admiradores , entre ellos Marimon que no se callaba cuando hablaba del fusilamiento de su padre; hay muchos todavia en Cuba y me limito a no hablar por nadie, otros estan por Miami o Europa; los Milian bastante "gusanos", sin contar que uno de ellos sufrio bastante como homosexual...y no se cuidaba la lengua.

La rivalidad existio, determino durante años y ambas, independientemente de sus obras, mantuvieron dignidad y clase, dos damas, asi para la historia.

Precisamente no hablo de politica porque no era el fuerte de ninguna de ellas, y que una se desordenara o la otra creyera, no importaba a los politicos de la epoca.

Prefiero recordarlas en lo humano, como poetisas con respeto y distincion frente a las ofensas.

No fue hasta fines de los ochenta que la situacion cambio, y los escritores abrieron escuela segun los dictados y la politica cultural del partido, pero ya eso es otro tema.

Otras personas pueden contarle su version, todas validas, la historia es asi, esta fue la que vivi, y solo pretendo que sea homenaje a una epoca perdida y a ellas, sin mas.

Le abrazo, contenta de conocerla.
Te respondi como lechucita, despues fue que vi el blog, perdona.

Vanessa, bienvenida a este blog.

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