aans




Eje de cuentos


Cuando te fuiste al chalé de la montaña con cuatro turbios desconocidos
a fumar todo el fin de semana , mi vientre engendraba
un feto que temía.


Recuerdo que la angustia nublaba las calles
y me preguntaban direcciones y yo entregaba,
atrozmente entregaba lo último que recuerdo estando viva.

Hubiese podido quedarme si no fuera por mi frágil
corpulencia y esa antigua seducción hacia el desastre.

Heme de regreso al hueco de la aguja,
cabeza de alfiler donde las brumas queman,
los mediodías son plomizos lamentos
las tardes deshacen el mundo,
la anoche aterra.


Commentaires

Anaisis a dit…
Muy buen poema Marga, lo habia leido en Atocha, creo que A, esta consciente de todo eso, creo que esta en su penitencia y es hora de que todo sea amor y dulce y tiempo de buenas sardinas a la luz de un fuego en la playa.

abrazos

Articles les plus consultés