alfiler y prendedores sin londres

El misterio del piano de Harwich se vuelve nacional en USA. Abril 2009

Hace un mes, la ciudad de Harwich, en Estados Unidos, se ganó un lugar en las noticias nacionales. Una mujer que caminaba por las vías del tren en las tierras de conservación de los bosques de Bells Neck se topó con el piano Baldwin y su banco en el medio de la nada.

La policía local, pensando que el instrumento había sido robado, mandó fotos a los noticieros, convirtiendo en celebridad al oficial Derek Dutra, quien se muestra mirando por encima de las teclas de marfil. De acuerdo a CNN.com, la foto fue titulada “Liberace”.

La policía de Harwich solicitó información, y la CNN divulgo la encuesta, fugaz pero búsqueda en sí, sin que al día de hoy, me haya enterado quién le abandono en el camino.

En abandonos tengo experiencia. En Londres, por ejemplo, existe el LOst Property Office , donde van desde hace 72 años, todo aquello que se encuentre en el ómnibus, las banquetas , los parques, el metro, la esquina. Los ingleses son meticulosos y clasifican cada prenda, cada sombrilla, cartera, revista y hasta tienen un equipo que investiga cualquier palabra, o señal del propietario para avisarle.

Durante tres meses, en laberintos de estantes, en subsuelos, a la altura de tres plantas de edificio, bajo la luz de neón, los desaparecidos objetos son etiquetados y reciben tratamiento a sus heridas de abandonados.

Por una módica suma los dueños pueden recogerlos; pasado ese tiempo parten a asociaciones solidarias. Se habla de 170 mil cosillas tiradas, algunas por descuido, otras pues se ha roto una pata, o han perdido el color - actualmente, cuando “algo”, o “alguien” no da lo esperado, pasa a mejor vida- y Londres es la capital de los paraguas muertos bajo la lloviznilla.

Aconsejo pues, a todos los que sintiéndose “perdidos” no sepan qué hacer, de llegarse a la capital británica, “alfileterse” un cartón con los detalles de quien le ha tirado y esperar a que pase el primer recogedor. El happening humano es permitido y hasta estimulado en caso de desesperación vital.




El “alfiler de seguridad” es un objeto esencial. Siempre resuelve, ayuda a mitigar ese escote que ofrece la "naranja" a la vista, o sirve para llenar el hueco del ausente. Esta pieza de metal, - en Cuba se utilizaba para cerrar el pañal de tela- fue patentada en 1849, pero desde 1050 a.c., existía la fíbula, una pieza hecha de oro, plata o bronce que se utilizaba para unir o sujetar alguna de las prendas que componían al vestido.

Existen pues fíbulas griegas, fenicias, celtas, etruscas y romanas en una gran variedad de formas y decorados (tallas, perlas, incrustaciones). Prueba que es doloroso perderse.

Yo soy de las que me compro, en una callecita de Malasaña docenas de prendedores y me los cuelgo como pulseras o broches. Quizás, de forma inconsciente, me estoy atando a la vida. El botón se desarrolló entrada la Edad Media y requiere de mayor perspicacia su utilización, hay que rajar la tela , operar el tejido, abrir hueco para prenderse.

Haga lo mismo, si se encuentra y lo cree oportuno, venido el caso, alguien le reclamara.



Pero esto del bosque es distinto, un piano y su banqueta bajo la algarabía de los pinares, hasta que una mujer solitaria y que desconocía que necesitaba una sonata, se encontró frente a él.

Sin dudas no ha sido un abandono, más bien una cita en el bosque. “Tú no tocaras mas la tecla” o “ven, sigo desafinado hasta la medula, pero a ti, solo a ti, y por ti sueno”.

Cualquier información sobre pianos y partituras perdidas o no escuchadas, será de inmensa ayuda y agrado.