Los cinco malditos minutos



Andersen’s Fairy Tales translated by Czech poet Jaroslav Vrchlicky.
Illustrated by Hans Tegner.
.1902.

SIN PARACAIDAS

Damaris Calderon Campos

De abismo en abismo
desprendiéndome de todo lo minúsculo
desconocida como la palma de mi mano
en el cielo de Quito vi la gran fiebre
la gran res pastando
la gran res luminosa que nadie puede tocar
la manada el piñón de palabras saltando
las venas indígenas azules
ruido
ecuatorial
el centro del mundo
un órgano
una música feroz
un plato de tripas calientes
la catedral del oro
el hambre del oro
la devoción del oro
la miseria del oro
la acuarela violenta de Quito
las calles que suben al cielo de Quito
el empedrado
que baja a la boca del infierno.
El cielo la página de Quito
el poema hecho de la saliva espesa de la noche
noche de fiebre y de objetos de apariencias de nombres 
que cambian de sitio.
Antes estuve acá ahora allá cortada
por el espejo el reflejo ecuatorial
cargando en mulas mis antepasados
una recua de mulas
abuelo va cortando el aire con un cuchillo
el aire a cuentagotas se deja apenas respirar
subiendo a la tierra bajando al cielo
echando sangre de narices
estallando como un bumeran o como un boeing
volando sobre la sábana sobre la frazada de alpaca
empalada por dos indios amarrados los ojos 
en el delirio de la fiebre del plátano.
La fiebre que envidian los que no llegan al centro del mundo
al centro del ombligo
al centro del hambre
al centro del hombre
a la mitad del miedo.
Las islas esparcidas como cuentas
como ojos arrancados relumbrando
platería joyas sombreros bisutería
el museo del hombre
costa de Guayaquil
hecha a los peces a los guacamayos
a la alegría de la camisa de fuerza del turista multicolor
Cuenca
atravesada por los cuatros ríos
el dolor de los techos de tejas y el sonido de las goteras de la lluvia
el balido del ovillo de lana
el balido de la oveja antes de ser carneada
SE ASAN CABRITOS
SE ASAN CHANCHOS
SE ASAN CUYES FRESCOS AL HORNO
AQUÍ
Las calles empinadas 
Las catedrales las iglesias la devoción
La flema la flama el escupitajo la sangre de narices
Los angelitos negros 
( a la virgen le cortaron las tetas).
Las palabras palpitando como animales temblorosos en cuatro patas
el crepúsculo rojo sangriento
una víscera humeante
Las palabras atravesadas por la taquicardia
el cielonegroaplastante asfixiante de Quito
el vientre la gran res
la medida de mi muerte y sus ojos novillos

( De: Las pulsaciones...)


MIS 5 MALDITOS MINUTOS
Por mi arte pasé hambre
Pasé hambre por mis 5 malditos minutos.
Bukowsky


Doblándome
(literalmente)
como el insecto que carga una hoja
el doble de su peso
despreciando a Simon y a Peggy Guggenheim
y a su colección de perros
y a su colección de cuadros
y a su museo de arte de mascotas
de la que yo misma entré a formar parte,
escribí.
Y la palabra fue el hueso
arrancado a la noche
el cuerpo humeante el deseo
un oper kaut al estómago.
Y la muerte me alcanzará de todos modos.

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