La muchacha que escucha a los pájaros, Margarita Garcia Alonso
oLEO sobre Carton plume 67 x 90 cms, 2010 #marga
Diario del pájaro
I
Pájaros azules
revolotean
la ausente primavera.
Exasperan de frío,
cantan a los Hombres
creados para destruir
al bosque lujuriante.
Han construido casas,
en la ciudad la rama,
la piedra, el pájaro
estorban a la ceremonia.
Sobre un montículo de
basura
reposan las aves.
Las migajas de pan
coronan
la insolente yerba
donde el perro vive el
infierno
de perseguir la
bandada,
hasta convertirse en
siervo
del hombre que
pregunta
si toda la vida estará
infestado de alas.
Le es prohibido al
hombre
despellejarse de deseos,
y el hombre chifla
entre edificios,
como un insulto
desgaja a las
muchachas
que envían mensajes
a la ciega encerrada
en la caseta de la
lotería.
Nada asusta más
que un Ser
con el pie suspendido
en la bronca de
subsistir,
desanimado por ángeles
que han sido
expulsados
a un jardín común.
Nada asusta más al
Hombre
que el indigente,
cuando abre la boca,
deja de ser
desconocido.
Estoy tras el trigo,
compongo melodías
celestes,
que arañan el pecho
y ese hombre teme
que le confundan
conmigo,
este pájaro de paraíso
que recompensa a los
cazadores
que necesitan trinos.
II
Como antaño,
el hombre saca el
auto,
que le convierte en jefe
afectuoso de la
tempestad.
El trigo se aparta,
el hombre baja el
rostro
hasta la rueda y
aplasta.
En el viñedo, una tribu
de alcohólicos de
pueblo
busca corazones secos,
un grano de embriaguez
contra cualquier
bondad
la yerba en trance
acaba de golpear
como si fuese un hacha
los hombres marchan
desgajando abrigos,
carteras
desde el montículo,
los pájaros envían
mensajes
a la ciega encerrada
en la lotería.
Una verdadera afección
por el número
sostiene al destino.
En el puesto de la
ciega
escucho a los pájaros
y niego de cabeza
si pudiera despellejar
el deseo de hombre
estoy tras el trigo
que corta las frases
con ruido metálico
necesito un trino
necesito los pájaros
azules
que revolotean
la ausente primavera.
Del Cuaderno Zupia, 2016
Margarita García Alonso
Editions
Hoy no he visto el paraíso
¿Qué
soy para ti, qué soy yo, patria mía?
Un
débil, un enfermo a quien su madre,
con
una tonada triste, desesperada,
acuna
entre sus pacientes brazos.
Hölderlin, El laurel
You are the music while the music lasts.
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