pedido circunstancial con gravedad jocosa

He enviado correo a mi amiga la poeta Laura Ruiz, quien anda por Matanzas en las ediciones Vigía. Mi actividad preferida en la ciudad, cuando me ocupaba de escribir crónicas sobre todo el que tirara un alpiste, era amenazar a los sucesivos directores de la Biblioteca municipal y del Museo del Palacio de Junco con entregarle “objetos de culto” de los poetas vivientes.

Laura paso por muchos rituales iniciáticos, el recurrente era que una vez al año, coincidiendo con mi aniversario, me daba por ordenar "las escrituras" y en un cajoncito de zapatos ponía el lápiz gastado, la pluma sin tinta, el garabato, el sacapuntas roto , lo envolvía en periódico, le adornaba con un lazo y se lo regalaba.

Bajaba la colina del kilómetro 101, Milanes pendiente , pasaba el puente y en Thirry tocaba en su puerta. Entregaba el regalo y me sentaba a esperar. La mama de Laura debía prepararme por "la decencia" y “mi amabilidad” una buena sopa.

Como estaba prevista la visita - no me costo mucho que incorporasen la costumbre, quizás un regaño o la lectura de las buenas normas poéticas entre amigos de la ciudad y de los estatutos que redacté para uso abusivo en el salón del té-no tenia que avisar. Yo prefería que la sopa fuese de pollo o gallina, pero podía aceptar de papas o imitaciones siempre que estuviesen acompañadas de comino y unas gotas de limón.

La culpa tengo que echársela a Odette Alonso que puso en la mañana un texto poemazo con unas muchachas tomadas de la mano; después por corazonada, pues de la web ando como la tabla de los espíritus ausentes, me fui a ver La primera palabra de Heriberto Hernández y encontré visión de ciudad con poema fuerte, y uno de aquellos dibujos donde pierdo el tiempo. Dice Odette, quien es una “chichiricu” con el lenguaje, graciosa como un puma rosa, "que los amigos que tiene son muy finos".

"Finos", miren que acertado, mujer que sepa poner ese detalle te sacara de cualquier glaciar, otro termino vulgarizaría a quienes nombro... y dale con que hay días. Hoy es el cumpleaños de mi amigo Carlos Augusto Alfonso, que debe romper palabras en poemas desesperados por Alamar, no puedo chiflarle nada desde la ventana, pero mereció su correo electrónico.

En todas estas emociones, Yoyim presiente que debo escuchar y ver un concierto que tuvo lugar en Madrid, razones tiene, hilachas, fragmentos donde no estoy en cuerpo presente, y me lo cuelga en el lagrimon.

Nada es extraño, hoy comienza a reinar Acuario.

Vuelvo pues al correo que le escribo a Laura, quien tiene los ojos inquisidores pero nunca pudo meterme miedo y eso que tiraba pedradas verdes, y daba golpes con el pie.

"Estaba pensando, parece raro, pero pensar no es solo inquietarse es también preveer y quiero pedirte un favor. Siempre he estado en jodedera con esto y parece que se va a cumplir, ayúdame a hacerlo. Tu sabes que aquí no he publicado porque no tengo suerte y la vida me lleva a otras cosas, pero he escrito. Tengo la impresión que no me queda mucho por vivir, asi de simple, lo sé porque noto el tufillo y lo hablamos de poeta a poeta, entonces quiero joder con lo que me había propuesto, tu me dices si o no, vamos a ver
Te envío los libros escritos, tienes cd, papel, no se , donde meterlos?
De todas formas cuando me pire esto desaparece y el MUSEO DEL JUNCO me espera. jajaja
Bueno ya no tenemos a Orlandito, que estaba amenazado. El caso es meterlo en una cajita, ponerle lazo y entregar el encargo para su conservación, sea lo que sea, estoy segura que tengo textos buenos y un día se rescatara por cualquier comemierda que quiere recordar a los locos de la ciudad
Qué te parece?

marga

Estamos de acuerdo, e invito a mis otros "finos amigos" a regalar al Museo de la ciudad sus restos de manuscritos , impresos y boberías simbólicas. Se esta lejos pero hay mas, un tiempo perfecto donde nada se prometía, todo posible, como un canto, un cuchillo, una cuerda, un poema a arrodillarse frente a la obtusa y sensible lejanía. Para llenar el espacio donde quedan los que faltan.