Alberto Carol sobre El Moro
Allí me esperaba el claustro completo convocado improvisadamente para examinar mis dibujos. Jorge Rigol (Director), Servando Cabrera Moreno, Fayad Jamís, Orlando Yanes, Enrique Moret, etc todos artistas cuya obra conocía y me deslumbraba. Rigol me dijo: estos dibujos son académicos, no sirven para nada, pero tienes talento y hemos decidido ofrecerte una beca. Si aceptas, ingresas el lunes próximo.
Y así, sin prueba de ingreso y a mitad de curso, entré en la ENA gracias -también- al voto de Fayad. El tiempo que él fue profesor y yo alumno hablamos muchas veces. Por aquel entonces yo escribía poemas (Nerudianos). No recuerdo cómo fue que él los vió pero le gustaron mucho y se los mostró a Retamar. Fue muy generoso y estimulante su juicio. En los años que siguieron no fuimos amigos cercanos ni nos vimos con frecuencia. Pero cada encuentro fue cálido y fructífero.
Cuando Fuera del Juego, de Padilla, me dijo que disentía del libro, pero no me habló mal del autor. Lo visité en la casa del Nuevo Vedado cuando su compañera era Marta, la viuda de Fructuoso Rodríguez y años más tarde en un apartamento del Vedado -que me dijo que era provisional- en la calle 13 o 15 entre F y G.Hablamos por última vez en la UNEAC y ya tenía el ganglio inflamado en el costado derecho del cuello. Me dijo: no es SIDA, estoy con tratamiento y lo voy a vencer.
Poco después falleció. Poseí -y leía- todos sus libros publicados en Cuba. Me fue imposible sacarlos de allí. Pero la memoria, afable, profunda, fecunda, del hombre y su arte, me acompañarán toda mi vida. Abrazos.
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