La noche en South Miami Heights es aburrida, Julio Benítez

Utagawa Kuniyoshi. The Poet Dainagon Sees an Apparition. 1860s.



La noche en South Miami Heights es aburrida,

digo yo en la ausencia de mi tierra
o la California que me adoptó por veinte años.
La pereza arranca bostezos 
y el US 1 se adormece.
La medianoche esconde los coches en su furia.
EL canal abre sus fauces para un borracho inoportuno.
Jehová nos mira como tierra de inicuos
mientras descendientes de Satán emulan los nefilines.
Mucha energía se desborda en los coitos
De los negros libres. 
Allí está el vecino casi ateo; pero cree en Changó.
La vecina obtiene casa con la muerte del difunto.
Casi todo está apagado y la ciudad está lejos.
Homestead existe entre los campos y el mar
aunque no se escuchan las olas.
Tal vez el club de Caballeros rompa la monotonía
con el ébano de las danzantes afro 
y los sonámbulos que no trabajan
sin olvidar su carga sicodélica.
¿Pensar en la Isla esclava? 
¿Beber un trago de Gentlemen Jack?
¿Autosatisfacerse lejos de la carne?
No sé. La confusión del silencio
y la protuberancia de un ave perforada
por el sediento no ofrece respuesta.
Tal vez rompa el ciclo de las transformaciones; 
olvide que los años no te invalidan,
que uno puede alcanzar la cúspide
de lo que nunca se pudo.
Vuelvo al patio y a mis dudas solitarias.
No está nublado. No hay calor
¿Adónde puedo volar?
El barrio calla y los miembros se desesperan.
Nacen alas en la espalda del anciano
y como aquel ángel exhausto parece el fin
Pero…no todo está dicho.
¿Quién arranca mi bolsa de sueños?
Prefiero la muerte al robo de lo imaginario;
contemplo el tiempo y aspiro el aire 
de los que nunca descansan.
Me sumerjo en la zozobra,
mientras escribo mis versos.




Julio Benítez,  Derechos reservados.

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