El silencio



Lucien Lévy-DHURMER (1865-1953)
"El Silencio 1895"

El silencio, que Levy-Dhurmer conservó toda su vida, es, sin duda, una de sus obras más fascinantes. Su poder de sugerencia es la de un icono, la imagen  constituye un enigma: congelado en una postura hierática, con los ojos perdidos en las sombras, la figura elude explicación. Masiva y aún así, ella resguarda  el secreto de su dolor. Los pliegues colgantes largos, aumentados por el formato vertical, evocan la gravedad física (a la que es imposible escapar) y la gravedad moral.

Esta figura del silencio es también una alegoría del destino;  expresa el grado de arbitrariedad que gobierna el mundo, contra el determinismo de la ciencia. Separada de cualquier anécdota, no evoca identidad,  época o lugar específico, la obra alcanza el símbolo y lo universal. La elección de los colores pastel, técnica favorita de Levy-Dhurmer, da intensidad a los colores utilizados, mientras que las escotillas dan un aspecto tembloroso.

El crítico Achille Ségard hizo referencia, en 1899, a esa  cara "como una estatua", pues Levy-Dhurmer muestra la iconografía tradicional de silencio (el gesto es el del dios egipcio Horus, y  del dios griego Harpócrates), y se inspira de un  medallón tallado por Préault en  la tumba de Jacob Robles cementerio Père-Lachaise (1842). No está prohibido pensar que Levy-Dhurmer se inspiró en los escritos de su tiempo,  en particular a la colección de poemas de su amigo Georges Rodenbach, El reino del silencio (1891), que así concluyó: "Y puesto que la noche está llegando - duermo para morir."

Expuesto en París en 1896 y otra vez 1899 y principios de 1900, Le Silence fascinó a  sus contemporáneos y tuvo un fuerte impacto en la generación simbolista de Fernand Khnopff y Odilon Redon.

lo he traducido de: © DR - RMN (Musée d'Orsay) / Hervé Lewandowski

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