El poeta Yevgeny Yevtushenko“kak bi” se fue a los hielos este primero de abril.


La tercera nieve

Por la ventana veíamos
negruzcos limoneros hacia el fondo del patio
y suspirábamos: "¡Han pasado los días
y hoy tampoco ha nevado!"

Pero al atardecer
empezó a caer la nieve,
iba perdiendo altura,
vacilando en el aire
al capricho del viento.

Avergonzada y frágil,
la tomamos en las manos con ternura
y "¿adónde fue?", preguntamos.
Pero ella contestó:
"Habrá una verdadera nevada
para todos.
Me fundiré en el viaje
pero no os preocupéis".

Y a la semana volvió a caer,
hecha un diluvio,
transformada en ventisca cegadora,
girando a toda fuerza.
Con terca intransigencia
quería imponer su triunfo
sobre quienes pensaban:
"¿durará un día o dos?"

Pero no pudo
hacer valer su empeño
y tuvo que ceder.
No se fundía en las manos,
se derritió a nuestros pies.

Seguíamos mirando al horizonte,
con inquietud: " ¿Cuándo vendrá la verdadera,
esa que pese a todo llegará?"
Y una mañana, aún soñolientos,
cuando abrimos la puerta,
la pisamos de pronto, sorprendidos:
yacía ante nosotros, honda y pura,
con toda su suave sencillez.

Tímida y esponjosa,
extendía por tierras y tejados
su asombrosa blancura,
simplemente magnífica y hermosa.
Nieve cayendo en el estruendo del día,
entre ruido de coches y resoplar de caballos;.
nieve que no se derretía a nuestros pies
sino que se iba haciendo más compacta.

La fresca y centelleante
cegadora de toda ciudad,
la nieve verdadera,
la que siempre estuvimos esperando.

Yevgeny Yevtushenko
Versión de Heberto Padilla

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