El poeta Yevgeny Yevtushenko “kak bi” se fue a los hielos este primero de abril.




Cae la nieve pura


para A.W. Bouis



Cae la nieve pura como 

si resbalara por hilos. 

Quisiera vivir, vivir 

pero sé que no es posible. 

Algunas almas se pierden 

sin huella en la lejanía, 

suben, suben hacia el cielo 

como hace la nieve pura. 


La nieve pura se disuelve... 

yo también desapareceré... 

No me preocupa la muerte, 

nadie vive eternamente. 

No creo en esos milagros. 

No soy ni nieve ni estrella, 

yo jamás volveré a ser 

jamás, jamás, nunca más. 


Y pienso yo, pecador: 

¿Qué hiciste con tu existencia? 

En su torbellino, ¿qué 

amaste más que la vida? 

Quise con mi sangre a Rusia 

como el tuétano de mis huesos, 

quise sus ríos creciendo 

y debajo de los hielos. 


Quise el humo de sus casas, 

el aire de sus pinares, 

amé a Chejov, Pushkin 

y a sus gloriosos ancianos. 

Si tuve mis contratiempos, 

fue sin lamentarlos mucho. 

Qué importa si viví locamente, 

por Rusia fue que viví. 


Dolorido de esperanzas 

(lleno de oculta inquietud), 

creo que tal vez un poco 

también yo he ayudado a Rusia. 


Aunque a mí Rusia me olvide 

cuando el tiempo se devane, 

el caso es que Rusia viva 

para siempre, eternamente. 


Cae la nieve pura, cae 

como caía en los tiempos 

de Pushkin, de Chejov, 

como caerá cuando muera... 


Cae la nieve, cae la nieve 

con cegadora blancura, 

borrando todas las huellas, 

las que yo dejo y las otras... 


Nadie vive eternamente, 

pero tengo una esperanza: 

si Rusia vive, es decir 

que yo también viviré. 

Versión de Rafael Alberti y María Teresa León

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