La era de los cristales de tiempo


Nature, una de las publicaciones científicas más prestigiosas del mundo, acaba de publicar en su último número un estudio, de la Universidad de Maryland, avalando el nacimiento de toda una nueva rama de la Física y dando carta de identidad a algo que hasta hace apenas un año se consideraba una mera especulación.

Nature habla de una nueva fase de la materia, un cristal de tiempo, en la que los átomos se mueven en un patrón que se repite, sí, pero en el tiempo, no en el espacio. Y nos explica exactamente cómo los científicos han conseguido, por primera vez, crear esas estructuras.

Los cristales "normales", como un rubí o un diamante, permanecen inmóviles, ya que están en equilibrio y en su estado fundamental. Pero los cristales de tiempo tienen, poseen una estructura que no se repite en el espacio, sino en el tiempo, y por lo tanto siguen oscilando incluso en su estado fundamental. Es decir, nunca alcanzan el equilibrio. Lo más perturbador es que esa oscilación cíclica y repetida tiene lugar una y otra vez sin necesidad de utilizar energía alguna. 

Aunque  es pronto para pensar en aplicaciones concretas, algunas de estas "fases no equilibradas de la materia" podrían resultar tremendamente útiles para almacenar o transferir información en los futuros ordenadores cuánticos.

La existencia de los cristales de tiempo fue propuesta por primera vez en 2012 por el Nobel de Física Frank Wilczek, del Instituto de Tecnología de Massachussetts, que fue el primero en imaginar un estado de la materia en la que los átomos se movieran en un patrón que se repite en el tiempo, y no en el espacio. A partir de ahí, el propio Potter y su colega Norman Yao, de la Universidad de Berkeley, elaboraron una auténtica "receta" para construir un cristal de tiempo y desarrollaron el modo de confirmar que, una vez conseguido, el resultado.

Ese trabajo teórico se publicó a finales del pasado agosto en la revista Physical Review Letters, y fue recogido por ABC el 9 de septiembre. Poco después, el equipo de Maryland conseguía su hazaña, que ahora recibe todas las bendiciones tras su publicación de Nature.

Apenas un mes después de este logro, otro equipo de científicos, esta vez de la Universidad de Harvard y bajo la dirección de Mikhail Lukin, consiguieron crear un segundo cristal de tiempo, a partir de un diamante. La era de los cristales de tiempo ha comenzado.

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