Pedro A. Assef, ESTE LIBRO NO ES MÍO

Pedro A. Assef, sigue muriendo el poeta, solo,  en la frontera con México. 


ESTE LIBRO NO ES MÍO
"El huracán cesó, y en torno de la estrella
recuerda en mí la soledad su nombre”.

Alí Chumacero.

I

Estoy al borde del mar y de la noche
Tengo los ojos fríos y las manos heladas
La soledad me ha vuelto un animal
un pájaro sin piel con la memoria herida
A quién le digo
que la muerte viene naciendo en mí
con quién espanto
la extraña flor que me despunta por la boca
Cuando Dios vuelva ya yo seré la espuma
y el salitre del mar me tragará los ojos
las uñas
el amor
El infinito amor que no conocerán hasta que muera
escucha Dios cuando tú vuelvas
sabrás que no lo quise
pero la soledad vino por dentro antigua
con su oscuro silencio
con ese resplandor insostenible
Yo me agarré a la arena
pensé en los astros
mas todo en mí se hizo cristal se quebró lento
y no encontré la luz para besarte.


II

Estas manos tan limpias no las quiero tener
ni estos ojos tan puros fueron
los que una vez se me rompieron frente al mar
El mar
todas las respuestas del mar en la partida de una ola
Desátame y envuélveme
y que tus aguas traguen la palidez oscura de mis aguas
Bajo la noche nada encuentro
Sobre la noche todo es un cruce de bestias malheridas
Una estrella
unos párpados
unas manos sin dueño escaparán cuando amanezca
Sé que voy a morir pero te miro y lloro ante la ausencia
Transparente ciudad ciudad de nadie
ciega y perpetua entre los monstruos que
desatan tu sombra
Sé que voy a morir
pero antes te pintaré las arcadas que no tienes
el medio punto
los vitrales
mis nísperos sagrados
Cómo te faltan cosas
ciudad que no me encuentras
Cómo beso las manos de mi hijo y respiro el hálito fatal
los pocos parques
los puentes que te invento
para esconderme
de tanta soledad
de tanta espera
He regresado a ti todos los días
para que nadie pueda
decirme que algo falta
entre las largas calles
entre las anchas calles del amor y la muerte
He besado animales sagrados
espectros del maleficio y de la aurora
Alcohol y flor tengo a tu nombre
Una espada
una lágrima
algo más que se
tragó el olvido
y habrá de aparecer
para que todo luzca tal cual debió ser siempre
El amor se me ha vuelto una fineza del crepúsculo
se me olvidó el amor

Ya soy el mar
y vuelvo a ser el mar
cuando termine este poema.

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