LAS 7 PROFECIAS DEL 2017, por Belkis Cuza Malé

LAS 7 PROFECIAS DEL 2017, de
Belkis Cuza Malé

El Espíritu de Dios que vive en mí (y también en cada uno de los creyentes), me ha trasmitido su mensaje de este año. Siempre les recuerdo que el tiempo no Dios no es el mismo que el nuestro, que vivimos en otra dimensión, una dimensión donde las cosas sucedes y se mueven con un ritmo y energía diferentes. De modo que son Profecías dadas a mí en el 2017. Quedan fuera también interpretaciones de lo oído, de modo que aquí escribiré solamente lo dicho por el Espíritu de Dios, no por mí. Pero desde hace dos días, dijo y reafirmó que eran 7. 

Se sorprenderán de saber que 2017 será un año placentero, lleno de cosas buenas, entre otras, el anuncio de la vuelta de Jesucristo a este plano terrenal. Que ha de producirse muy pronto, de acuerdo con las señales que se han visto y verán. Pero no hay nada que temer, la protección está activada para todos los que tienen a Jesús como su Salvador, e Hijo de Dios. El Salmo 91 se presenta siempre como el escudo de protección, el mismo que vemos en Efesios 6, "alumbrando los ojos del entendimiento" ("Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo") y con el que debemos cubrirnos cada día antes de iniciar nuestras actividades.

Profecía No. 1: No hay peor ciego que el que quiere ver.
Las fuerzas naturales no acabarán con la maldad, sino el poderoso brazo de Dios, cuando descargue su señal de alarma para aquellos que van a ser salvados. La Tierra es inviolable, no depende de los seres humanos para ser protegida, "más el espíritu fiel lo guarda todo". Cuidar eso sí, de la familia, de los niños en particular y de los ancianos. Se perfilan modos distintos de vida cuando acatemos la verdadera justicia, no la vida soez de la libertad sin freno.

Profecía No. 2: Los enemigos darán fe de su maldad, pero no podrán romper el lazo que une a esa ciudad bendita y llena de la presencia física de Jesús, que se disputan los destructores. Oh, Jerusalem, la indomable, ya has sufrido y eres el brazo fuerte de Dios. Sobre ti reinará la luz. Los enemigos de Israel olvidan que eres mi protegida. El gran salón internacional de los fantoches cerrará sus puertas para dar paso a una asamblea lúcida. Dios entra allende las fronteras y restablece sus marcas.

Profecía No.3: Marejada frente a los cerros, arrasa con las cúpulas de poder de los testigos encadenados, en el sur violento de América Latina. Vuelan puentes, cierran caminos, pero al final, en marzo, suenan las trompetas. Los Andes arden, pero es fuego vivo, que habrá de extinguirse cuando cesen los sacrificios humanos en la zona. Brasil en perspectiva. También Nicaragua. México se queda sin "la niñera". Venezuela duerme, sin Maduro. Cuba: Oren por esa isla llena de rehenes, nuevo caos este año y se rompen records de violencia. Muere el otro.

Profecía No. 4: Europa, la socavada, la vieja Europa, caerá en manos del miedo. Habrá zafarranchos y heridas, pero al final caerán los malos y vendrá el reposo. Se escuchará una voz más alta que las otras, proclamando que es hora de seguir las huellas del Bendito, allá en Sofía, "porque no hay nada oculto que no haya de manifestarse, ni nada escondido que no haya de salir a luz". Caen los velos de los rostros. Máscaras y panfletos.

Profecía No. 5: El dollar cae y vuelve a recuperarse de manera espontánea y se impone en el mundo. Fin del imperio chino, y de otros que acusan a Estados Unidos.
Ruinas veréis, pero nuevas alianzas se establecen con los
que perdieron las guerras ideológicas. Este país se asienta a pesar de las trifulcas callejeras y los males. Todo es distinto ahora, con cierta algarabía, y cierto desconcierto. Pero nada es como parecía y hay paz y bonanza. Incluso para muchos que habitan sin estatus legal. No hay muralla, sólo muro de contención.

Profecía No. 6: Los que habitan al abrigo del Altísimo encontrarán refugio siempre en lo insondable, en el Omnipresente. Terremotos y lagos desbordados, y submarinos perdidos, y guerras en el sureste asiático, no proliferarán y cesarán como cesa la lluvia tras la tormenta.
Estrellas en el firmamento son señales de cambios, para bien, en países en guerra. Cesa el fuego y desaparecen los peores malvados.

Profecía No. 7: Las ciudades se ocultan tras el sol, pero cuando asoma la luna hay una nueva señal que llega desde muy lejos, allende los cielos, proclamando paz y bendiciones para los que han temido a Dios, para los que hacen el bien y proclaman su reino también aquí en la Tierra. Vendrán de allá algunos nunca vistos, con corazas y rostros distintos y hablarán otra lengua y serán entendidos. Traen un mensaje divino, inescrutable. Viajan en naves espaciales y tienen alas, como ángeles, pero son enviados de Dios. Recorren los cielos, visitan las ciudades y se marchan con sus naves cargadas. Algunos creerán que sueñan, otros estarán volando con ellos. Tiempo de milagros y de raptos.
"Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas, y el Señor, el Dios de los espíritus de los Profetas, ha enviado su ángel para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto", como aparece en Apocalipsis 21:6.

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