“Un nudo en el tiempo”, de Jorge Tamargo

 “Un nudo en el tiempo”, de Jorge Tamargo traducido al portugués por Ronald Polito, editado por Lumme, con la gráfica de Francisco dos Santos,  “Un nudo en el tiempo”, cuya edición bilingüe (español y portugués) cumple ahora un año.

Un dron blanco, que hace días reconoce el terreno,
posa por primera vez en mi nuevo patio.
Mis bueyes ni se inmutan. El aparato tiembla
como en orgasmo arácnido, y luego detiene sus motores
como tosiendo acelerado, acaso gimiendo 
en el lenguaje de las máquinas.
No me acerco, el mediodía hace mucho me aletarga,
pero noto que en sus delgadas patitas 
trae barro negro, no como este que piso, pardo.
¿De dónde viene? ¿Ha mutado el moscardón 
hacia un cacharro mudo, diurno,
con uñas contaminadas?
… Nada más ocurre hasta la noche, pero en ella, 
el amable zumbido del insecto-madre no se escucha
y las mosquitas de su corte parecen relajadas.
Es noche de otras bestias ésta. 
Cuando enciendo la hoguera, el falso dron enciende,
abre sus mandíbulas de acero, la cremallera de su bodega. 
Entonces la tripulación se hace visible,
sale y se acerca al fuego. Todos animales,
pero ninguno deforme, raro,
ninguno que deba volar anda, que deba andar repta,
que deba nadar vuela. Eso sí, elegantísimos, alegres,
con un apetito insaciable, y un rasgo distintivo:
tienen los ojos de oro. Un gato egipcio, una marta persa,
un antílope griego, un mulo palestino, un jabalí checo,
un gallo ibérico y un caimán caribeño.
Parecen conocerse, venir del mismo sitio.
Los ojos áureos explican su excelente visión nocturna 
y parecen ser un rasgo propio de su estirpe.
Yo callo. Noto que mirando avivan la hoguera
y cambian la apariencia al pelaje de mis bueyes.
No sólo se doran sus bandas más oscuras,
sino que parecen tejidas con poplín 
sobre un basto lienzo de yute. Veo que se interesan
por mi vieja espada de palo, que observan 
el horcón que apuntala mi tienda.
… Entonces me despierto y no doy crédito. 
Todo lo que se puede imaginar gravita.
Allí están, en la cima de la verdad, la poética,
ignorándome ahora, que, bien espabilado
me les acerco y hablo… A mis bártulos:
empiezo con la escuadra y la plomada,
pero me detengo… ¡Coño, tienen realmente los ojos de oro!
¡Cuánto destacan en el jabalí negro! Mas
¿cómo caben en este aparato? ¿De dónde vienen,
qué tiempo atravesando? 
Entonces vuelven, ya reales, todas las imágenes del viaje,
desde aquel redondel donde lidiaba antes
a esta hoguera lenta que no mengua. Vuelven ordenadas, 
pero no hechas a una certitud esférica,
no puntas abultadas en los radios de una rueda,
sino cuentas de distinta factura, deslizándose
en la lacería de una misma cuerda: nudo gordiano
especialmente inmune al filo férreo. 
… Un ruido me despierta al punto.
Todo lo que se puede imaginar gravita.
¿Qué fue? Sonaba a carcajada. 
Y entonces me veo como repasando un sueño.
Yo, allí, rodeado de animales con los ojos áureos.
¿Qué hago allí, yo, con esas criaturas,
si estoy aquí conmigo? ¿Quién se ríe?
¿Y estos bueyes? ¡Coño, son ciertos!
Parecen cebras cosidas por mi madre
para un Belén real, maravilloso.
¿Debo poner fin a esta escalada,
quitar el horcón de la tienda, partirlo en dos
y apuntalarme los párpados?
… Eso hacía cuando desperté.
Todo lo que se puede imaginar gravita.
Me descubro triple, doblemente repetido en mis afueras,
desmontando una tienda a las orillas del fuego,
rodeado de animales con ojos dorados,
pendiente de una risa enorme 
que parece venir de una colina.
… ¿Qué haces en cueros, papá, con quién hablas?
¿Por qué tienes aquí tu araña disecada? 
No sé si dormido o despierto, contesto (pregunto): 
¿Esto mide el mundo, esto pesa?
Una imagen en tierra… 
un nudo en el tiempo.


El libro  está editado en portugués y en español, aunque en su portada predomine visualmente el primer idioma, dado el magnífico trabajo de diseño realizado por Francisco Dos Santos.
Para comprar, ponerse en contacto con la editorial en la siguiente dirección de correo electrónico:
info@lummeeditor.com

Commentaires

Muchas gracias, Marga, por cohabitar con sostenida complicidad este nudo. Abrazos.
Muchas gracias, Marga, por cohabitar con sostenida complicidad, este nudo. Abrazos
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Jorge Tamargo a dit…
Muchas gracias, Marga, por cohabitar con sostenida complicidad, este nudo. Abrazos
Jorge Tamargo a dit…
Muchas gracias, Marga, por cohabitar con sostenida complicidad, este nudo. Abrazos
Muchas gracias, Marga, por cohabitar con sostenida complicidad, este nudo. Abrazos

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