Noticias de la Normandie, poemas, Margarita García Alonso
Noticias
I- El vino corre
entre
los hombres
que
retiran las entrañas
a
los peces.
Las
vísceras sobre la mesa
atraen
a los gavilanes
que
planean el puerto.
Carroñeros
de mar,
las
alas extendidas
gotean
la triste lluvia
como
si fuese
vino
blanco,
de
un blanco dorado.
Los
hombres tienen cita
en
la prodigiosa pocilga
donde
el hambre
ha
elegido hábitat.
II- Brutos sobre el trigo
al
galope en amarilla ciudad
colindante
con la gracia.
La
espuma asciende
de los ovarios a la boca,
se
pega al marco de la puerta
hiere
con hacha
el
bajo vientre.
Con un golpe en el cuello
derriban
al potro,
de
su cuerpo fluye miel
pero será filete,
una ofensa inútil
sobre el mantel.
III En este puerto
de
pescadores tristes
el
mar es un charco
milimetrado
por radares
huele a sardina
cuando
abro la boca
entre moscas
deshago
la lombriz en dos
y me
amortajo
en
el filo del cuchillo.
IV- El viñedo herido
en
parcelas simétricas
exhuma
zumo
de
rocío y brumas
blanquísimo
cual
cabellera de anciano
que
recobra la pureza,
el
gusanillo amenaza
al
himen deformado
que
impone madurez
a
la uva negra.
En
la estrechez,
la
uva vengativa
embriaga
al troquel.
El
águila de mar
olfatea
desperdicios:
nadie
es de aquí,
donde patean la frutilla
y
el nativo desespera,
repta
hasta el pez
en
el vaivén sube,
baja
la marea
santifican
la botella.
V- Muerdo un bocadillo grasiento
quinto
o sexto en retahíla,
desde
la taberna contemplo
a
hombres y mujeres
que
solicitan papeles
con
las mandíbulas apretadas
envueltos
en la sal que molesta
la
educación del estadista.
Son ilegales
en
la bodega de aguas,
agua
que anega el barco y
niega
los pulmones.
Los
pájaros sobre el pescado,
el
hígado de un marrón sanguinolento
suda la triste resina
de
lo que fue océano
océano
sobre la creencia:
el
futuro es milagro,
el
pasado una grotesca gesta.
Bebo,
he
bebido sangre de pescado
sin
poder inyectarme
una
dosis de amor,
si
me aprietan el dedo
dentelleo
el ojo del pez
me
han arrebatado
la
última
pepita,
me
hacía ilusión
sentirla
entre los dientes.
VI- No he tocado
el
filete de potro
y canto a capela
puede
que llueva,
por
la suela
del
zapato
entra
fango
que
no es
de
mi tierra
y
se seca
en
el tobillo
me
aprisiona
cuando
bebo en la jarra
el
brebaje de aquel tiempo
en
que capaban las orejas
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