Cuaderno de la vieja negra, Margarita García Alonso

tuve pendientes,
peonías anaranjadas
con el corazón roto

la aguja
las cuentas
pegadas al sudor
a la grasa  del pelo

todo me ha servido
para ensartar
el rosario
donde reza el sexo
y  florece  la noche
pareada de estrellas

las gallinas, los pollos
trillan frente a la puerta
picotean mis resguardos

la infelicidad desciende
del arete de mi oreja

se reposa en el mamelón,

tengo y vendo antiguas joyas
que tejió mi abuela

cada noche
me acuesto junto a ella

como un faquir
que ha perdido
el  equilibrio
y se clava hasta el tuétano
con gesto preciso

busco orificio
donde plantar
collares

si sacudo  cuentas
bajan   dioses
al barrio

semillas de dioses
que domestico
a punzón y martillo

una falsa  perla
entre las piernas

luna llena y mi oreja
sobre un cuello de ahorcada
en el ostentoso  horizonte








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