LA MADRE QUE PARIÓ A LAS REDES SOCIALES, por Enrique Gracia Trinidad

 
 
 
 
 
 
LA MADRE QUE PARIÓ A LAS REDES SOCIALES

Las redes sociales están muy bien, sirven para comunicarnos intereses comunes, ideas, opiniones, noticias.

En el caso de los escritores son interesantes para conocer la obra de los colegas, para divulgar algo de la propia, para comunicar actos literarios, para encontrase en definitiva.

Pero corremos el riesgo ---hablo ahora de los escritores, poetas sobre todo--- de perdernos en el comentario fácil, en la magra notoriedad de unos cuantos comentarios laudatorios, en la vanidad de una fama efímera y más asentada en la boca de ganso que en el trabajo bien hecho.


Tanta actividad en las redes sociales inmediatas y dulzonas nos hace perder de vista que la cultura literaria se mueve con más solidez en los libros, en los blogs, en los trabajos audiovisuales, en la buena tertulia directa entre amigos y colegas, en lo que permanece y no va diluyéndose hacia abajo de los muros de estos lugares como un río que se lo lleva todo al mismísimo olvido. 


La inmediatez es atractiva, pero engañosa; la fluidez de estos lugares compensa unos instantes a veces, pero acaba disolviéndose como el humo.


Cada uno es muy libre de opinar lo que quiera, pero está claro que lo rápido, lo corto, lo inmediato, lo chispeante, están sustituyendo a lo tranquilo, lo largo si es necesario, lo pensado con calma, lo sólido y nutritivo.


En el terreno social, están cambiando el mundo estos lugares, aquí se puede generar la rebeldía, convocar la repulsa, mover las conciencias, sacudir la modorra, pero (va demasiados "peros") también tienen mucho de domesticación, de engaño, de apariencia. Puedes creer que si 100 personas miran lo que has puesto estás en la cumbre de lo que pretendes y eso no es más que lo que decía el viejo refrán: "Pan para hoy y hambre para mañana". Y encima el pan se pone duro en cuanto te descuidas. 


Disculpad, estaba pensando en voz alta, en letra a vuela pluma... De sobra sé que este pensamiento escrito se irá para abajo en mi muro de facebook, a perderse en la nada, en la inmensa hoguera de las vanidades que hay debajo de esta pantalla que por unos minutos compartimos.

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