DE ALGO, NO DE ALGUIEN





DE ALGO, NO DE ALGUIEN

Camilo José Cela

“[...] El escritor se enfrenta con la cuartilla en blanco para servir con la palabra -el médico del ánimo enfermo, para Esquilo- aquello que tranquiliza, aún a golpes violentísimos, su conciencia: la justicia y la eficacia, que algunos admiten como conceptos identificables; el amor y el odio, que quizá sean vertientes dispares de la misma noción; la belleza y la fealdad, con sus huidizas lindes inaprehensibles y cambiantes, etc. Luis Vives sostiene que no hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre, que sus palabras. Pues bien: en la lealtad a sí mismo a través de la propia palabra, se apoya la más justa ley del escritor.

La literatura es la última justicia vestida -o desnudada- con el noble y duro y siempre bello ropaje de la palabra. El día 22 de febrero de este año, en la mar y amaneciendo a la vista de Alicante, se me ocurrió escribir al dorso de una tarjeta una breve nota que decía: la misión de la justicia es discernir la razón para insuflarle fuerza; no rastrear la fuerza para darle la razón. Después, releyendo a Pascal, vi que había pensado algo bien parecido y antes que yo: No pouvant faire que ce qui est juste fùt fort, on a fait que ce qui est fort fùt juste. A la literatura corresponde apoyar, con la danza de la palabra, a la razón y resistir, con el escudo de la misma palabra, los embates de la fuerza que, tan sólo por serlo, exige que se le llame razonable. Repito: todo lo demás es grafomanía."

Recogido en Al servicio de algo, Madrid: Alfaguara, 1969.

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